Doctor House

GLOBO DE ORO para su protagonista, el sobrado actor británico Hugo Laurie, y un Emmy en la pasada temporada, son los avales de House , el serial que Cuatro inició la noche del martes en ración doble. Va de médicos, que es un filón para la tele por aquello de que entre las paredes de un hospital ocurre de todo, incluida su convivencia con la muerte, el solomillo del drama. Sin ir muy lejos, y tomando como límites Urgencias y Hospital Central , House marca distancias en su personaje principal, un tipo cáustico, de ironía casi hiriente y atípicos métodos profesionales que acaban por hacerle singular. El doctor House, faltaría más, cura a sus pacientes porque sabungüevo , que es lo normal, para algo es el number one de la plantilla del hospital universitario de Princetown. Como es natural, sus colegas en prácticas son unos coquitos, que se lo saben casi todo, pero faltando el casi, que lo pone el galeno después de largar una sarta de comentarios mordaces y no pocas broncas con algunos pacientes o sus allegados. Lo agradecido del serial es que la sangre escasea, y no incide en detalles cárnico-viscerales para hastío de aprensivos a la cosa hospitalaria. Y su humor, o si se prefiere, el propio Laurie, de esos actores con un careto capaz de atrapar horas y más horas sobre una pantalla. No extraña que House sea la revelación de la pasada temporada en su país. Y, claro, muy bien realizada.