Diario de León

Desde el frío de la piedra hasta el calor de la piel

El artista leonés Ángel Cantero expone su nueva y sorprendente obra, basada en la pintura de desnudos, en la sala del Palacio de Don Gutierre con el sugestivo nombre de «Nudato Corpore»

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Marcelino Cuevas - león
León

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Cambio radical en la pintura de Ángel Cantero: con su Nudato Corpore , el artista ha pasado directamente del frio rigor de la piedra al cálido tacto de la piel. El pintor que retratara con singular maestría los detalles más peculiares de la arquitectura decimonónica, y que hiciera su propia y singular peregrinación a Compostela a través de las piedras de sus monumentos, tatuadas por las firmas esotéricas, misteriosas, de los antiguos constructores de catedrales, ha buscado el encanto del cuerpo humano, el estremecimiento del erotismo, la radiación emocional de la piel, a través de unos cuerpos abandonados a la ensoñación, que exudan emociones, que pueblan la atmósfera de palpitantes experiencias. Y este caminar de uno a otro tema lo explica el artista: «Mis exposiciones -dice- son siempre así, siempre las hago temáticas, para mí la unidad es muy importante. Cuando hice la última en la Obra Cultural de Caja España, hace año y medio, mostrando la belleza escondida entre las piedras, mi cabeza ya estaba cavilando sobre esta nueva serie que ahora expongo en Don Gutierre. Tenía muchas ganas de realizar un trabajo en profundidad sobre el desnudo. Yo he pintado desnudos desde siempre, pero en ningún caso como serie, eran cuadros esporádicos, que llegaban sobre todo cuando tenía gente dispuesta a posar. Pero durante el último año y medio he dedicado mis pinceles al desnudo exclusivamente». Comenta el autor la complejidad de dibujo y texturas que representa el cuerpo humano. «El desnudo implica muchas dificultades para el pintor, pero creo que es uno de los temas que más me puede enriquecer. En estos lienzos no hablo solamente de la superficie, de la arquitectura del cuerpo, sino también del espíritu que lo habita, de la persona que se esconde tras la composición de cada pose. Yo hablo mucho con mis modelos, me identifico con su personalidad y trato de contar un poco todas aquellas cosas que yo sé de los personajes que retrato». De alguna manera, los desnudos de Cantero recuerdan los realizados por los grandes maestros en los tiempos brillantes del mejor impresionismo, aunque trasladados a la modernidad. «No he tenido ningún ánimo de emulación, ni de hacer homenajes a los clásicos, salvo en el primer cuadro en el que hay claras referencias a la Venus del espejo de Velázquez. Naturalmente, es imposible no tener alguna connotación de la pintura clásica. Cuando he realizado estos cuadros me he dejado llevar por la emoción, por las sugerencias que emanaban de la gente que posaba para mí, cada uno de ellos me exigía una manera de pintar, hay lienzos de un realismo extremo, mientras que hay otros de pincelada muy suelta, de auténtico expresionismo, es toda una amplia gama nacida de las impresiones que he recibido en cada momento de mis modelos». Ángel Cantero se ha convertido en arquitecto de sentimientos, ha edificado sobre la plana superficie del lienzo pequeñas ciudades de emociones, universos palpitantes. Y en cada uno de estos cuerpos una máquina que late inexorable marcando los tiempos a los amores, las dichas, los placeres, las venturas¿ y también al desamor y la tristeza que se diluyen en el amargo río de las lágrimas. Horario: de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00; festivos de 12.00 a 14.00.

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