Diario de León

| Entrevista | Luis Mansilla |

«Antes las fotos de boda se hacían en San Marcos, ahora en el Musac»

Los arquitectos Luis Mansilla y Emilio Tuñón presentan en el Moma de Nueva York el centro de arte de León, elegido entre los 53 edificios contemporáneos más singulares de España

Emilio Tuñón y Luis Mansilla posando junto a la maqueta del Auditorio

Emilio Tuñón y Luis Mansilla posando junto a la maqueta del Auditorio

León

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?s pareja profesional de Emilio Tuñón. Tienen en Madrid uno de los estudios de arquitectura de mayor prestigio; un prestigio que, en buena medida y durante la última década, se han labrado en León. Son autores de dos de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el Auditorio y el Musac. El primero les valió el Premio Nacional de Arquitectura, el segundo se exhibe estos días en el Museo de Arte Moderno (Moma) de Nueva York, de donde acaban de regresar, tras inaugurar la exposición On site: New Architecture in Spain , que reúne los 53 edificios más innovadores de la arquitectura española. Luis Mansilla confiesa que le llena de orgullo que los leoneses se hayan «apropiado» del Musac y que este edificio sea ahora el paisaje y escenario que eligen muchos novios para sus fotos de boda, en lugar de San Marcos. A León llegaron «por casualidad», tras presentarse a un concurso de ideas para un edificio «multiusos» que iba a ser centro de arte y auditorio. Luego, el proyecto se seccionó y acabaron diseñando dos edificios. -¿Cómo es la experiencia de mostrar el Musac en el Moma de Nueva York? -Una experiencia muy satisfactoria. La exposición muestra un conjunto de obras arquitectónicas que tienen un reconocimiento en el museo más importante del mundo. En términos colectivos, es un trabajo de los últimos años que ha tenido una recompensa. Ahora damos clases en la Universidad de Harvard y hay una exposición de nuestro trabajo; y allí está también el Musac. -Hay 53 proyectos y dos son suyos. -Sí, estamos muy contentos. Sólo cinco arquitectos tienen dos proyectos. Creemos que tenemos mucha suerte. Como decía el tenista McEnroe: «Cuanto más entreno más suerte tengo...». Algo así nos ocurre a nosotros. -¿Cómo ha sido acogido en Estados Unidos? -Es un país que por distintos motivos estaba muy encerrado. No tienen nuestra cultura del concurso. Creo que la exposición está hecha y pensada para los americanos, para que vean que el sistema de concurso puede generar obras de calidad. Es algo que allí choca, frente a su modelo de empresas de 500 arquitectos. En cuanto a la acogida, allí dicen que la medida la marcan las pulgadas que dedique a una noticia The New York Times. Y, desde este punto de vista, ha sido un éxito, porque apareció una página entera de la exposición. -Con el Auditorio ganaron el Premio Nacional de Arquitectura y el Musac es ya un referente en la arquitectura de vanguardia, ¿León les trae suerte? -Muchísima. Prácticamente comenzamos aquí. Pero creo que ya toca cambiar de lugar. Ahora estamos haciendo concursos internacionales. Nos hemos pasado yendo a León los últimos diez años de nuestra vida. Creo que la ciudad ha aceptado bien el Musac. Se está convirtiendo en una ciudad espléndida. Si nosotros hemos puesto un granito de arena... -¿Tienen algún nuevo proyecto para León? -No. No somos de León y toca que otra gente haga cosas. En León hay arquitectos buenísimos. -El siglo pasado la pintura marcaba las tendencias del arte, pero ahora es la arquitectura la que ha tomado el relevo, abriendo nuevos caminos... -Sí, es así. La visión que ofrece el Musac es muy atractiva, frente a otros museos más elitistas. La gente tiene más facilidad para entender y ver la arquitectura que el arte. Además, los arquitectos tienen ahora más capacidad de expresión. La gente ve la arquitectura como algo muy cercano y lo vive. La relación es más directa. En un edificio puedes entrar; en un cuadro, no. -¿Cuando ven uno de sus edificios concluidos sienten la tentación de cambiar algo? -No. Cuando acabas es como un hijo que se va de casa. Los edificios tienen su vida y si pensáramos que era mejor cambiar algo, lo habríamos hecho, ya que a León íbamos todas las semanas y el Musac lo seguíamos de cerca. -¿Qué es lo que más le gusta del Musac? -Da la impresión de que es un edificio que tiene muchas novedades, y es así; sin embargo, todo el mundo lo entiende. Lo que más me gusta es que unos novios se hicieron su foto de boda ante el Musac. Antes estas fotos se hacían en San Marcos. Los colores del Musac son como un paisaje, un fondo. No es el edificio de unos arquitectos, sino que la gente lo cree suyo. -En Nueva York también presentaban otro edificio suyo de Cantabria, ¿de qué «criatura» se sienten más orgullosos? -Vuelvo a la metáfora de los hijos. Creo que te sientes más orgulloso del último. Nuestra cabeza está ahora en el Museo de Cantabria, en el Museos de las Reales Colecciones y en el Museo de la Automoción de Madrid, que son los próximos proyectos. -La arquitectura es la que produce, en primer lugar, rechazo o atracción hacia una ciudad. ¿Qué les parece León en términos globales? -Una de las pocas ciudades, aparte de las grandes, que está conservando su Patrimonio arquitectónico -con la peatonalización del casco antiguo y la restauración de edificios- y, al mismo tiempo, está apostando por una arquitectura contemporánea. Es ejemplar. Y todo ello en un período de tiempo tan corto como diez años. -El Guggenheim cambió Bilbao y algo parecido ha ocurrido en Valencia con la Ciudad de las Artes y las Ciencias. ¿En León el cambio es atribuible al Auditorio y al Musac? -La historia está por escribir. Hay ciudades que avanzan a grandes pasos; y otras, a pasos pequeños. Lo importante es no pararse. León ha cambiado mucho en la última década. Va a un ritmo importante.

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