El museo del Louvre acoge la mayor retrospectiva de Ingres en 40 años

El Museo del Louvre presentó ayer la mayor retrospectiva en cuarenta años sobre la obra del maestro neoclásico francés Jean Auguste Ingres, con la que se busca desmontar el estereotipo de pintor frío y academicista y subrayar su modernidad. La muestra, que se inaugura el próximo día 24, acoge 79 cuadros y 101 dibujos, ordenados de forma cronológica en seis grandes salas que a su vez incluyen espacios temáticos, como el tratamiento del pintor del erotismo, sus dibujos de niños o los retratos que hizo de su mujer. «En algunos casos hemos optado por la originalidad, al dedicar salas a sus acuarelas o a la relación del autor con la música», indicó uno de los tres comisarios de la muestra Stéphane Guégan. Hasta su clausura el próximo 15 de mayo, la exposición nos descubre así un Ingres completo, más allá de sus conocidos desnudos de influencia orientalista o sus retratos de Napoleón que reproducen los libros de texto. El sueño de Ossian y Júpiter y Thétis dan la bienvenida a la exposición al espectador, que camina entre suntuosos desnudos, hieráticas recreaciones históricas y religiosas y hábiles estudios en lápiz de grafito. Una cuidada iluminación invita a aproximarse a los lienzos pequeños y a asombrarse ante los majestuosos cuadros, donde Ingres maneja con precisión los fuertes contrastes entre tonos y los delicados pliegues de los tejidos. Los comisarios pretendían en esta ocasión «mostrar todo Ingres», porque «cada aspecto de su producción merece ser analizado», apuntó Guégan.