Los hombres de Paco

Habrá a quien le guste, pero yo no puedo con ellos. Son Los hombres de Paco , una brigada de policías descerebrados que campan alegremente por su segunda temporada contra todos mis pronósticos. Los hombres de Paco, envueltos siempre en situaciones totalmente inverosímiles, se afanan en meter la pata permanentemente sea en el ámbito laboral, en el familiar o en cualquier otro. Son campeones de la torpeza, incapaces de aplicar nunca el sentido común ni de comunicarse adecuadamente con su entorno. Son tan ceporros que hasta la serie tiene que incluir una advertencia de que la serie no tiene nada que ver con el trabajo diario de los policías, etcétera. Son, en definitiva, los hombres modernos de la comedia de situación española, parientes directos de Los Serrano y el Fiti; del Frutero, cómo no, y de tantos otros cenutrios que intentan hacernos reir unos con más fortuna que otros. Para equilibrar, las mujeres que salen en Los hombres de Paco no llegan al nivel de inteligencia y buenrollismo empalagante de las Serranas, pero comparadas con Paco y sus secuaces, son ingenieras aeroespaciales. Es lo normal, la clave de la risa y del share. Y si no me creen miren a Aída, la pobrecita Cenicienta de 7 Vidas que para explotar de verdad tuvo que buscarse una serie propia en la que rodearse de hombres mucho más desastrosos que ella: su hermano el Luisma; Chema, el tendero; Mauricio, el dueño del bar... una tropa fascinante.