No sólo limpiar, también estudiar y catalogar

1992. La campaña Salvemos la Catedral da la voz de alarma sobre el deplorable estado de varias partes del templo, especialmente de las vidrieras. 1993-1995. Se inician los trabajos encaminados a realizar el primer estudio completo del estado de las vidrieras. Encargan a García Zurdo y su equipo la rehabilitación de las mismas. 1995. Comienza a trabajar el taller, restaurando vitrales como el famoso de la Virgen del Dado. El Cabildo se hace cargo de las restauraciones a través de la asociación Concale. 1996. El Banco Europeo de Inversiones, gracias al cual se acomete la peatonalización de buena parte del casco histórico, subvenciona parte de las labores. También gracias a Caja España y la Universidad se crean Becas de Formación en el taller, que se instala en el Seminario Mayor. 1997-2001. Bajo diversas formas jurídicas, el taller sigue trabajando, pero con constantes parones. Además de rehabilitaciones, cataloga los vitrales y estudia las peculiares características de las vidrieras medievales leonesas, llegando a ser el equipo que mejor conoce estos elementos. 2003. Tras las denuncias de Zurdo en el 2001, en este año se firma el último convenio antes del actual. Se culmina la restauración de toda la parte baja del templo. Incluso durante los parones, la gente del taller siguió trabajando altruistamente.