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| Reportaje | ¡Ay España! |

Así nos ven fuera de aquí

Los corresponsales extranjeros siguen creyendo que España es un país donde se «grita mucho» y se «escucha poco»

de prensa extranjeros»

Publicado por
Tomás García Yebra - madrid
León

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Dicen que hablamos muy alto. Algunos, incluso, piensan que no hablamos sino que gritamos. La corresponsal mexicana Patricia Alvarado admite que, a veces, pedimos perdón, pero es «para arrebatarle la palabra al otro y seguir hablando». Nos reprochan que escuchamos poco. O nada. «Cuando dos españoles se enfrentan están más pendientes de las palabras que van a utilizar en la réplica que en reflexionar sobre los argumentos que les están exponiendo», opina el alemán Paul Ingendaay, del Frankfurter Allgemeine. Ingenday nos concede una «saludable capacidad autocrítica», sin embargo «ninguna autocrítica le sirve al español para cambiar». También hay opiniones favorables en Vaya país. Cómo nos ven los corresponsales de prensa extranjera (Aguilar), unos divertidos episodios nacionales de nuestras costumbres, nuestras manías y nuestra manera de ser. «El mayor valor que puede tener este libro para el lector español es que las cosas de dentro se suelen ver mejor desde fuera», sostiene Werner Herzog, corresponsal del Facts suizo y coordinador de una obra en la que han intervenido otros diecisiete corresponsales más. «La consigna era escribir textos frescos, incluso gamberros, de todo aquello que por ser excesivamente personal no tiene cabida en los medios para los que trabajamos». Entre los aspectos que más les atraen se encuentran el clima -«hay que haber vivido ahí arriba para valorar el sol de España», dice Edward Owen, corresponsal de The Times- la gastronomía, la espontaneidad y, sobre todo, la noche. La alegría nocturna -compartida por jóvenes, maduros, ancianos y niños- no la entienden. En los años ochenta, en plena movida madrileña, preguntó Owen a un taxista: «En España, ¿a qué hora se duerme?». En el momento de la pregunta acababa de llegar de Inglaterra y atravesaba el Paseo de la Castellana. Eran las siete o las ocho de la mañana y todas las terrazas estaban atestadas de gente. Herzog critica -«con humor y cariño»- el egocentrismo, el individualismo y la improvisación españolas. Pero esto precisamente que critica es lo que más le seduce. «En Suiza está todo demasiado reglamentado; todo es demasiado perfecto; nos falta espontaneidad y capacidad de aventura». Para explicar este egocentrismo recurre a expresiones en las que, según él, nos traiciona el subconsciente. «Un español, cuando entra en el quirófano, comenta: 'me voy a operar', como si fuese él quien va a manejar el bisturí». También reprueba expresiones como 'me voy a dar de baja', tan frecuente entre nosotros, y 'voy a dar clase', cuando el que se expresa así no va a dar ninguna clase sino a recibirla. Otra de las quejas es la burocracia. Varios corresponsales dedican sus textos al «Vuelva usted mañana».

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