Tierra Comunera dice que algunasjoyas salieron de León por sobornos

Tierra Comunera quiere abanderar la recuperación de obras de arte expoliadas de la comunidad autónoma, aunque en León la UPL lleva meses exigiendo a la Junta la elaboración de un fichero con los datos de todas las piezas que durante décadas salieron de la provincia -entre los años 50 y 70-, para poder reclamarlas. Tierra Comunera habla incluso de sobornos. De cantidades irrisorias que museos y coleccionistas pagaban a monjas y párrocos -en ocasiones el simple arreglo de una gotera-, a cambio de valiosas piezas de arte que hoy se exhiben en vitrinas de decenas de museos, desde el Arqueológico Nacional al British de Londres, el Metropolitan de Nueva York, el Hermitage de San Petersburgo, el Louvre o el Frederic Marés de Barcelona, a donde fue a parar, por ejemplo, la puerta del monasterio de Carrizo de la Ribera. Tierra Comunera recogerá hoy firmas ante el edificio de las Cortes de Castilla y León para exigir la devolución de miles de objetos de arte y de bienes patrimoniales que fueron expoliados o sacados irregularmente de decenas de localidades de la comunidad, para que retornen a sus lugares de procedencia. La devolución de los papeles de la Guerra Civil a Salamanca ha abierto la puerta a las reclamaciones. En León, únicamente el abad emérito de San Isidoro Antonio Viñayo se atrevió en su momento a pedir al Museo Arqueológico Nacional la devolución de los tesoros «saqueados» a la colegiata en el siglo XIX. El concejal de la UPL Alejandro Valderas lleva años siguiendo el rastro a obras de arte leonesas que hoy se encuentran diseminadas por todo el mundo. Tiene cajas repletas de información. Es difícil acreditar si la mayoría de ellas fueron vendidas legalmente. Otras, se sabe con certeza que fueron robadas. Los leonesistas quieren que la Junta exija la devolución de las piezas que legalmente sería viable recuperar. Hace cuatro años, 18 museos del mundo, incluido el Prado, firmaron una declaración condenando el tráfico ilegal de arte, pero defendiendo al mismo tiempo el derecho de los museos a conservar piezas de otros países obtenidas en el pasado.