Diario de León

| Entrevista | Juan Carlos Delgado, «El Pera» |

«La educación vial debería empezar desde muy pequeños, en el colegio»

De jovencísimo ladrón de coches a piloto y profesor de conducción, Delgado presenta hoy en Madrid junto al leonés Tío Alberto y el escritor Antonio Olano su libro «Volando voy»

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E. Gancedo - león
León

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Casi todo el mundo conoce la historia de Juan Carlos Delgado, apodado El Pera , audaz delincuente juvenil en el extrarradio madrileño de los años ochenta. Y últimamente aún más, ya que la película Volando voy , basada en su azarosa vida, ha vuelto a poner de actualidad el caso de un ladrón de coches que fue detenido 150 veces y que, gracias al leonés Tío Alberto y su Ciudad de los Muchachos, se reconvirtió a piloto y profesor de conducción para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Hoy presenta en Madrid su segunda obra, Volando voy (el libro) , de GRV Editores, firmado a tres bandas por él mismo, por Alberto Muñiz y por el escritor Antonio Olano. -¿Qué encontraremos en este libro que no sepamos ya por sus biografías y por la película? -El libro es el soporte ideal para la gente que también haya visto la película. Aquí se cuentan cosas que no aparecen ni en la película ni en el anterior libro ( Yo fui El Pera ), que escribí con Antonio Olano. Lo editó Temas de Hoy y se agotó en poco tiempo. En éste cuento muchas anécdotas, vivencias, y sobre todo, cómo Tío Alberto me transformó completamente. 1397058884 ¿Dónde estarías ahora si Alberto Muñiz, Tío Alberto, no se hubiera cruzado en tu vida? -No sé, pero nada de todo esto habría sido posible. Hoy no sería Juan Carlos Delgado, no habría escrito dos libros ni ayudado a dirigir una película. No sería piloto, ni profesor, ni tendría en Valencia un circuito con mi nombre. ¡Y no aparecería en la prensa, por lo menos no de esta manera! -Cuando eras chaval, ¿cuál era tu objetivo en la vida? ¿Qué es lo que querías hacer? -Simplemente, hacer lo que quisiera. Me sentía dueño de España entera, las calles eran mías, era muy rebelde. Lo que quería era conducir los últimos modelos de coches, los más potentes... Y lo sigo haciendo, la diferencia era que antes la Policía y la Guardia Civil me perseguían, iban detrás de mí, y ahora voy yo detrás de ellos para enseñarles. -¡Vaya un cambio! -Un giro de 180 grados. Y todo eso se cuenta en el libro: cómo veía yo a mis «enemigos», cuáles eran mis vivencias, mi relación con ellos... parece una historia de ficción, pero en este caso yo y mis aventuras eran reales, yo soy el protagonista. -Usted da clase a efectivos de la Guardia Civil, un cuerpo muy exigente con los conductores... ¿Qué tal conducen ellos? -Bueno, cada vez conducen mejor. Aunque vamos mejorando, todavía estamos a años luz de una conducción totalmente profesional en todos los casos. Algunos, no obstante, tienen un nivel muy elevado, pero eso no es la regla general. Además de a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, también imparto clase a personal relacionado con personalidades del más alto nivel; la Casa Real, los ministerios... -¿Qué haría para rebajar la cifra de accidentes de tráfico, verdadera lacra de nuestro tiempo? -En este sentido, la educación debe comenzar muy pronto, desde niños, en los colegios. Que el alumno sepa circular por la vía tanto en calidad de conductor de un coche como en calidad de peatón. El tema del carnet por puntos, por ejemplo, lo veo bien. -¿Y la velocidad? ¿Cómo se explica que las compañías cada vez fabriquen coches más potentes habiendo estrictas limitaciones de velocidad? -La velocidad no es el primer factor causante de accidentes, es el quinto. El primero lo forman las distracciones y las imprudencias del conductor. No está reñida la velocidad con las prestaciones. Además, los coches disponen cada vez de más elementos de seguridad, frenos, etc. Y no olvidemos que un coche es una máquina, sólo hace lo que le indiquemos. Pero los conductores que lo que quieren es correr y demostrarles a todos cómo lo hacen, esos lo tienen fácil: que se saquen una licencia de piloto profesional y se vayan a un circuito. -¿Ha estado alguna vez en León? -Sííí, muchas. Desde 1980 o 1981 hasta ahora he estado yendo con frecuencia a León; he pasado muchas Navidades y Nochebuenas con la familia de Tío Alberto, con don José y Maruja, y el resto de parientes. Además, iba mucho porque tenía alguna novia yo por ahí... El Barrio Húmedo lo tengo controlado. -¿Por qué ahora la película y el libro? ¿Qué es lo que quiere transmitir con esto? -Ante todo quiero agradecerles a mis padres todo lo bueno que han hecho por mí y pedirles perdón por lo que les hice pasar. Creo que, en cierto modo, ésta es mi forma de pedir perdón a toda la sociedad.

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