Lo que sabe y niega Sinaga

La galería Cubo Azul presenta estos días la obra de Fernando Sinaga (Zaragoza, 1951), un artista cuya trayectoria es fundamental para entender la escultura española de los alrededores temporales del cambio de siglo. El trabajo de Sinaga se caracteriza por su apuesta en torno a lo que el artista resumiría como «una simultánea inmersión y distanciamiento del minimalismo». Actualmente es profesor de Bellas Artes en la Universidad de Salamanca. La exposición se titula Lo que sabemos, lo que negamos y lo que olvidamos. « Yo creo que de alguna forma eso define lo que puede ser la identidad del sujeto. En esas tres afirmaciones se resumen de alguna manera nuestros propios posicionamientos, tanto que cada cual tiene que pensar en sí mismo, en como esas tres afirmaciones hacen su radiografía individual y también social. En ese sentido, el proyecto trata de trasladar a los demás una pregunta que yo me hago a mi mismo», afirma. Sinaga se inició en el mundo artístico como pintor, para que terminara siendo la escultura la que reclamara toda su atención. «No soy un artista estilístico, formalista, como muchos pretenden asignarme. Siempre trabajo en función de cómo cada idea, cada sugerencia, trae su propia formalización, su propia construcción, su propio proceso. Nunca me dejo llevar por estilísticas, por formas previas o avances ya utilizados. Es ese sentido me considero un artista intuitivo». La exposición de Sinaga aparentemente parece una acumulación de obras, pero se divide fundamentalmente en dos: « Lo que sabemos, lo que negamos y lo que olvidamos es en sí misma una pieza muy concreta, que se entrecruza espacialmente, visualmente y conceptualmente con otra pieza que es la Aparición de Sar Peladan en el camino de Medina de Rioseco, que es un título muy narrativo, muy localista, y que hace alusión a una cierta visión cristiana y católica del mundo, porque estamos en León, frente a la Catedral, en un mundo católico fundamental. Yo he querido aludir a esta visión rosacruciana que se da también en León, en esa especie de representación católica o cristiana de la Catedral a través del rosetón norte, que es la visión más rosacruciana que conozco». Josephín Peladan, inspirador de Sinaga (1858-1918), se hizo llamar Sar Merodak o Sar Peladan. La palabra asiria Peladan significa rey. Introdujo un cisma en la Orden Kabalística de la Rosa Cruz, al crear en 1891 la Orden del Templo y del Santo Gríal. Su escisión trató de integrar el catolicismo y las doctrinas rosacrucianas. El escultor se define en una sola frase: «Soy un artista que va desplegando lo que sabe y va descubriéndose a sí mismo a medida que el tiempo pasa».