Caja España resucita la obra de Jesús Molina con «Vivir una idea»

Jesús Molina; Vivir una idea es el título de la exposición que patrocina Caja España y llegará a León el próximo cuatro de julio. Comisariada por Eduardo Aguirre, se trata del primer intento por recuperar la figura de uno de los grandes figurativos españoles, el zamorano Jesús Molina, uno de los pintores que participaron en el mítico pabellón español de la Exposición Universal de París de 1937, donde Picasso dio a conocer su Guernica . A pesar de la brillantez de su obra, caracterizada por un diálogo constante entre el clasicismo y la modernidad, su muerte temprana le condenó al olvido hasta el punto de que ésta será la primera vez en que se muestren reunida seis de las siete obras que compartieron cartel en la Ciudad Luz con la obra magna de Picasso. En total serán 45 cuadros, entre óleos, aguadas, plumillas, témperas y ceras. Jesús Molina estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y fue pensionado en la Academia de España en Roma -un lugar sin el que no puede entenderse la cultura española de los siglos XIX y XX-, lo que le permitió acercarse a las corrientes artísticas europeas ed aquella época. No obstante, la guerra fatricida le pilla en España, y es en Madrid donde comienza sus actividades de propaganda apoyando al bando republicano. Es en ese contexto político en el que participará en el pabellón español, que se dedica prácticamente a la guerra civil. Allí, la obra de Molina dialoga con la de artistas como Renau, Alberto, Miró, Souto, Rodríguez Luna o Ferrer, personalidades con las que trabajó en el taller de la Alíanza de Intelectuales Antifascistas. Estos cuadros estuvieron «perdidos» durante cincuenta años en unos almacenes del Palacio de Montjuic hasta que han sido recuperadas para el público. La muestra cuenta además con la colaboración de firmas como Josefina Alix Trueba, Miguel Cabañas Bravo, Inés Gutiérrez Carbajal y el propio comisario, Eduardo Aguirre; asimismo aporta documentos de gran valor para entender no sólo la obra del artista sino el espíritu de aquel preciso momento de la historia de España. Es el caso de los diarios que Molina escribió entre 1935 y 1939, y que permiten conocer su concepción de la pintura y los artistas con los que se relacionó. Demuestran, por ejemplo, como durante la contienda estuvo volcado en la creación artística, debido al hecho de que fue declarado no apto para el combate por su tuberculosis. Creación artística Jesús Molina compatibilizó de manera continua su búsqueda de un lenguaje propio con su sólida formación clásica. Esta combinación le llevó a mantenerse fiel a la figuración, si bien en la última etapa pictórica orientó su obra hasta la fronteras con el informalismo. Su temática es variada, pero realiza de manera habitual escenas de guerra y, una vez terminada la conflagración, se decanta hacia aspectos sociales y realiza composiciones protagonizadas por mendigos y retratos femeninos, así como bodegones. La presencia de la mujer es constante en muchos de sus cuadros, y las representa en actitudes cotidianas e íntimas de su vida: desnuda, peinándose, durmiendo, mirándose al espejo, cosiendo, pero siempre exaltándola. Sin duda, con esta exposición se restituirá un vacío injusto y se subrayará el deseo de Molina: «Debo hacer una gran obra y quiero ser cada día más clásico sin dejar de sentir con mi época».