Lo propio de los autores leoneses «es el respeto a la realidad», afirmó
«El maestro ha de implicarse en lo que hace, sólo así puede enseñar»
Agustín Delgado protagonizó el Día de las Letras Leonesas en el Maristas Champagnat
«Dime cómo te llamas/ para escribirte/ me llamo cara alegre/ corazón triste./ Tristeza de los mares/ mar de la vida/ donde van los papeles/ de despedida.../ Premio Internacional de Poesía Eugenio de Nora, Cruz Oficial de la Orden de Isabel la Católica, Agustín Delgado (Rioseco de Tapia, 1941), el poeta elegante y caballero, recibió ayer el homenaje sincero y trabajado de toda la comunidad educativa del Colegio Maristas Champagnat, en la edición número veinte del ya tradicional Día de las Letras Leonesas. Una idea original de este centro que, cada año por estas fechas, recuerda la trayectoria vital y profesional de un reconocido escritor leonés. Desde 1987 se ha rendido tributo a gente como Victoriano Crémer (1990), Antonio Pereira (1993), Luis Mateo Díez (1996) o Juan Carlos Mestre (2005). Al igual que en otras ocasiones, la jornada comenzó con un coloquio en una de las aulas entre el autor y los alumnos, quienes le hicieron múltiples preguntas («cómo era la vida en su pueblo, de niño», o «qué estado de ánimo hay que tener para escribir» fueron algunas de ellas); para, a continuación, pasar al salón de actos donde la comunidad educativa al completo, desde los más pequeños a los mayores, realizaron diversas actividades (declamaciones, lecturas teatralizadas, audiovisuales, expresión corporal) sobre diferentes obras de Delgado y que son el resultado de muchos meses de trabajo y reflexión sobre libros como Sansirolés , Mol , Zas , Parnasillo provincial de poetas apócrifos ... A Agustín Delgado le parecieron «sorprendentes» las preguntas que le dirigieron los alumnos y calificó de «estupenda» la ya veterana iniciativa del colegio. Precisamente en torno al oficio de enseñar se extendió el escritor criado en Renedo de Curueño, asegurando que, a su juicio, «es clave formar a buenos profesores, en eso nos jugamos el futuro», y remarcó que el maestro ha de «implicarse» en lo que hace, «sólo así puede enseñarse algo a los demás». Por otro lado, explicó a grandes rasgos las dos fases de su poesía, «la primera, crítica, intelectual, con un fuerte componente irónico y también ideológico, marxista; y una segunda fase más lúdica, donde priman los destellos del lenguaje». En torno al ya clásico tema de qué es lo que realmente tienen en común los integrantes de la amplísima nómina de autores leoneses, Delgado opinó que, aun a riesgo de caer en el tópico, puede ser «la severidad» en el sentido del «profundo respeto por la realidad».