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| Crónica | El legado de un médico austríaco |

Feliz cumpleaños, doctor Freud

El Museo Judío de Berlín celebra el 150 aniversario del nacimiento del padre del psicoanálisis con una exposición que repasa su aportación al campo de la psicología

Sigmund Freud, considerado el padre del psicoanálisis

Publicado por
Úrsula Moreno - corresponsal | berlín
León

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Con una enorme tarta de cumpleaños, de cuatro metros de diámetro, celebra el Museo Judío de Berlín, el 150 aniversario del nacimiento del padre del psicoanálisis, el médico austriaco, Sigmund Freud. «Pruebe, pruebe», dice el maestro confitero cuando nos paramos delante del enorme pastel, de tres pisos, sobre el cual se encuentra escenificada en 24 capítulos y a base de muñecos de tela, la vida de Freud: desde que vino al mundo en 1856 en Freiberg (hoy Pfibor, en la República Checa), hasta su muerte en el exilio londinense en 1939. Entre las escenas que decoran la rocambolesca tarta, una de su infancia: Sigmund ve por primera vez a su madre desnuda. Una imagen que aferrada a su inconsciente probablemente fue la explicación que encontró el científico austriaco a muchos de sus trastornos psíquicos. Este médico judío, que vivió prácticamente toda su vida -ochenta años- en Viena, acude a Berlín, donde quemaron sus libros, en el marco de la exposición PSYCHOanalyse , (Psicoanálisis). Aunque la religión para Freud es «una neurosis colectiva», como puede leerse en la muestra que se recorre en 50 minutos -lo que dura una sesión de diván- «sin el psicoanálisis, no podría entenderse la historia de la posguerra alemana, ni la confrontación con el nacionalsocialismo», explicaba esta semana Cilly Kugelmann, directora de programas del Museo Judío de Berlín. De ahí que esta muestra kitsch prescinda de presentar al Freud judío, volcándose en una suerte de psicoanálisis para principiantes. Esa es la sensación que le queda a una cuando se pasea entre los luminosos fluorescentes, que cuelgan del techo, como si se tratara de publicidad de los sesenta anunciando la terminología freudiana: deseo, sueño, síntoma, padre, neurosis, asociación, fase oral, fase anal, amor, madre, masoquismo, castración, narcisismo y un largo etcétera salpicado de los nombres de algunos de sus pacientes más famosos. Porque este médico de buena familia desarrolló su teoría a partir de más de un centenar de «clientes» que pasaron por sus manos. Aquí se retrata el caso de seis de ellos, como Anna O., la niña sacrificada que cuidó de su padre enfermo, reprimiendo sus irrefrenables deseos de bailar. Hasta que un día le sobrevino una especie de parálisis corporal, y acudió a la consulta de Sigmund Freud, en la famosa Berggasse vienesa. El artífice del yo y del superyo acabaría huyendo de los nazis, y encontró refugio en Londres, donde moriría un año después. Pero su modelo psíquico ya había revolucionado la neurología, la literatura e incluso el cine. Freud y el diván Por eso, y aunque la mayoría de los psicólogos hoy consideran sus métodos anticuados, todos admiten su influencia. Razón por la cual la tercera parte de esta exposición de aniversario que podrá verse en la capital alemana hasta finales de agosto, está dedicada a los divanes. Cerca de ochocientos analistas berlineses se prestaron a que fotografiaran su espacio de trabajo, porque el psicoanálisis no precisa más que un diván y la palabra¿ y «no admite espectadores», según dijo el mismo Freud.

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