El Círculo de Bellas Artes muestra la poética de Le Corbusier

TSi la pintura tuvo en Picasso al genio más destacado del siglo XX, la arquitectura lo tuvo en Le Corbusier. El gran creador suizo acuñó la frase «la casa es una máquina para vivir», pero fue mucho más que un gran arquitecto. Como los grandes talentos del renacimiento, el respetado Le Corbu, el cuervo, brilló en otras disciplinas. Pintor, escultor, grabador, escritor, diseñador, urbanista, capacitado teórico e indesmayable grafómano, Le Corbusier dedicó casi una decena de años de su vida a resumir su poética en un libro esencial, El poema del ángulo recto. Testamento y compendio de sus muchos saberes, atesora más de un centenar de gráficos y dibujos que nunca antes habían salido del fundación parisina que tutela el legado de Le Corbusier. Ahora, y en primicia mundial, se pueden ver en la muestra Le Corbusier y la síntesis de las artes: el poema del ángulo recto , que el Círculo de Bellas Artes de Madrid (Alcalá, 42) dedica a su inagotable genio. La muestra ha servido de feliz pretexto para que, también por primera vez, se edite en España una versión trilingüe del Poema del ángulo recto, manuscrito tan ambicioso como descomunal y precioso en el que Le Corbusier trabajó durante largos años y que resume su ideario. Él lo consideraba como el compendio de sus saberes y es la prueba palpable de que consideraba las artes plásticas no como un mero entretenimiento, sino como la otra cara de su labor como arquitecto. Llevaba siempre a mano un cuadernito negro en el que esbozaba ideas u opiniones o abocetaba proyectos. En esa libreta nacieron muchos de los originales que en 1957 aparecieron en la lujosa e impagable edición príncipe que Tériade, el griego Stratis Elefteriades, hizo de El poema del ángulo recto. «Es uno de los artefactos artísticos más importantes de segunda mitad del siglo XX» resume Juan Calatrava, director de la escuela de arquitectura de Granada y comisario de la exposición.