«Cuando pinto no lo pienso, es algo espontáneo, porque los temas los llevo muy dentro», afirma
La bailarina La Chunga muestra en la galería leonesa Ármaga su pintura naïf
La singular artista, que se hizo famosa por bailar descalza, colgó la bata de cola por los pinceles
La Chunga bailaba con los pies descalzos y un vestido de faralaes rojo con lunares blancos. Cuentan quienes la conocieron sobre el tablao que su danza era un derroche de plasticidad, nervio y raza. La chunga, morena y airosa, es gitana y es pintora, sus cuadros llenan estos días de jonda alegría las paredes de la galería de arte Ármaga. La Chunga habla con acento emocionado de su evolución plástica, «mis cuadros han cambiado sustancialmente. En otro tiempo solamente hacía lo de las chunguitas, pero ahora están plagados de flores, de estrellas, de macetas¿ están mucho más pletóricos de contenidos». Sus acuarelas son como conversaciones en las que la pintora cuenta su interior, explica sus emociones, sin tapujos, poniendo el alma en cada pincelada. La Chunga, nombre artístico de Micaela Flores Amaya, originado por un apelativo familiar, nació en Marsella (Francia) en 1938. Es hija de padres andaluces y vivió desde que tuvo un año de edad en Barcelona, ciudad donde se inició artísticamente a los seis años bailando por los bares, hasta que la descubrió el pintor Francisco Rebés, quien encauzó su trayectoria artística y la presentó en el cabaret El Emporium, convirtiéndose en una figura atrayente para un grupo de intelectuales catalanes. En el estudio de su protector, se aficionó a la pintura, practicándola con un peculiar estilo naïf. Amirada por Picasso y Dalí Como bailaora mereció las alabanzas de Picasso y Dalí. Después de una serie de actuaciones por el litoral mediterráneo, formando parte de un grupo flamenco, Pastora Imperio la contrata, en l956, para su tablao de Palamós, pasando seguidamente a Madrid y debutando en el tablao El Corral de la Morería. Por recomendación de Ava Gardner, interviene en Hollywood en dos películas. En su pintura permanecen diáfanas las señas de identidad de su raza gitana. «Es que yo soy gitana¿ y si no saco lo que llevo dentro¿ sería horrible ¿no? Pues así que como ya no expreso a través del baile la alegría, la tristeza, todas mis emociones, pues tengo que emplear otro medio para hacerlo, en este caso la pintura». La Chunga ha sido portada de muchas revistas internacionales, ha inaugurado la televisión en color en los Estados Unidos, pero hace ya muchos años que los medios de comunicación no hablan de ella, cosa que sorprende en el mundillo de la prensa del corazón. «Quizá sea porque los odio, los odio con toda mi alma, y mientras hablen de mi baile y de mi pintura, fenomenal. Ahora si se meten con mi persona, como lo están haciendo con otros¿ prefiero que no se acuerden de mí para nada». También son estos tiempos de regresos, de artistas que vuelven al escenario desde el olvido ¿no siente la Chunga nostalgia de los tablaos? «No, ya no, creo que la gente quiere cosas más jóvenes. Que quede claro que el baile mío no se ha vuelto a ver desde que yo deje de actuar. Porque siempre hice un baile y un cante innovador, que poco tenía que ver con lo clásico, ahora lo llamarían emergente». Confiesa la Chunga que la inspiración para sus cuadros le llega de súbito, insospechadamente. «Cuando pinto no lo pienso, es algo espontáneo, creo que se debe a que los temas los llevo muy dentro». Blas de Otero, Rafael Alberti, José Manuel Caballero Bonald y León Felipe, entre otros poetas, le han dedicado sus versos. Es una de las bailaoras flamencas que más ha calado en el panorama intelectual y cuyas pinturas pueden verse ahora en León. Lugar: galería Ármaga. Alfonso V, 6. Horario: de lunes a viernes, de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00; sábados, de 12.00 a 14.00.