Diario de León

| Entrevista | Luis Salvador |

«Frente al insomnio siempre es mejor escribir que tomar hipnóticos»

El fundador del Círculo Psicoanalítico ha organizado un debate por el 150 aniversario de Freud. «El psicoanálisis ocupa en la actualidad el espacio abandonado por la filosofía»

León

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Luis Salvador, médico, fundador del Círculo Psicoanalítico de León y miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, ha organizado dos mesas redondas el día 5 -en el Centro de Idiomas (antigua facultad de Empresariales)- con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Sigmund Freud. Una decena de expertos abordarán la Repercusión y actualidad del psicoanálisis, con la participación del escritor leonés José María Merino. Salvador, que ha «sentado en el diván» a Dalí en un espléndido libro, reivindica la impronta del psicoanálisis y de su «inventor» en la cultura contemporánea. -El 6 de mayo se cumple el 150 aniversario del nacimiento de Sigmund Freud y ustedes organizan la víspera unos debates sobre la influencia del padre del psicoanálisis en la cultura. ¿Sigue siendo tan importante la herencia de Freud en el mundo de la creación? -Los escritores y artistas, en general, siempre miran aunque sea de reojo todo este asunto de lo inconsciente. Al fin y al cabo «saben» que su producto final no les pertenece completamente. Siempre hay algo en todo aquello que producen, que se escapa a esa dimensión de lo consciente, de lo racional, de la lógica cotidiana. Por eso, detrás de esa extrañeza que asola al artista o al escritor ante su producto, siempre se cuela esta dimensión de lo inconsciente descubierta creativamente por Freud. -Es innegable la influencia de Freud en las vanguardias, caso del Surrealismo, ¿y en la actualidad? -Es verdad que el surrealismo es el heredero de una poesía psicoanalítica que acabó siendo domesticada por el influjo del dinero y de un sistema que adormece, digiere y utiliza, en beneficio propio, cualquier innovación. En este sentido, no creo que, en el momento actual, el psicoanálisis mantenga esa fuerza innovadora que tuvo antaño en el mundo artístico, porque en cierta medida ha existido una vacunación hacia sus ideas. Sin embargo, insisto, si nuestra cultura ha necesitado vacunarse del psicoanálisis es porque «la peste psicoanalítica» sigue siendo una vanguardia innovadora y necesaria en nuestra cultura. -En la historia abundan los escritores, pintores... que padecían trastornos psicóticos, neuróticos e, incluso, esquizofrenia... ¿es que acaso este tipo de personas son más creativas? -La creatividad en general exige actitud de riesgo, capacidad de sufrimiento y un deseo decidido por bordear el límite. Desde luego que esto no está al alcance de cualquiera, porque no crea el que quiere, sino el que puede. Sin embargo, no se precisa de un tinte psicopatológico peculiar para este menester. De ahí que tanto psicóticos como neuróticos puedan mostrarse creativos. Simplemente hay que estar dispuestos para vehiculizar el deseo más allá de esa alineación convencional que aglutina y adormece. -Woody Allen ha sido quizá quien mejor ha retratado en el cine la figura del «paciente» en el diván. ¿El psicoanálisis es para inteligentes? -El psicoanálisis es para personas que desean saber lo que se oculta tras su queja. En este sentido, no es la inteligencia quien frena ese camino, sino más bien la posición ética del sujeto ante su verdad. Por otra parte, no creo que Woody Allen haya mostrado jamás en qué consiste un análisis. Al contrario, tras su máscara irónica sintomática ha vulgarizado la propuesta psicoanalítica. Precisamente los efectos de ese retrato domesticado del diván americano son los anuncios publicitarios actuales que utilizan su propia mímica. -¿Hay un antes y un después de Freud en cuanto a poner la sexualidad humana sobre el tapete? -Sin duda. Todo el siglo XX está sostenido bajo el paradigma sexual psicoanalítico. Desde la permisividad y la tolerancia hacia lo sexual, y sus variadas conductas antaño denominadas perversas, pasando por la sexualidad infantil o la ya conocida versión del complejo de Edipo freudiano, toda la propuesta psicoanalítica infiltra las relaciones y pensamientos actuales. Lo erróneo es que siguiendo esta supuesta liberación sexual se ha querido ver ahora, en el empuje hacia lo sexual, el camino hacia la felicidad. Brillante equivocación y confusión, porque el psicoanálisis no confunde nunca la genitalidad con la sexualidad. -¿La interpretación de los sueños del médico vienés sigue siendo válida? -En términos generales, los psicoanalistas seguimos utilizando la lógica interpretativa propuesta por Freud. Su libro La interpretación de los sueños sigue siendo un texto de referencia para acercarse a la propuesta psicoanalítica. No en vano, este texto es el producto del trabajo de Freud acerca de su propio inconsciente. -¿Por qué en León hay tantos seguidores o admiradores del psicoanálisis? -Pienso que es el resultado de un trabajo serio y organizado desde hace muchos años. Pero, fundamentalmente, porque el psicoanálisis es un marco adecuado capaz de responder no sólo a los problemas clínicos que acontecen en la actualidad, sino también a los interrogantes sociales. En este sentido, el psicoanálisis ocupa en la actualidad el espacio abandonado por la filosofía y se mueve con sigilo, paciencia y perseverancia hacia todo aquello que la ciencia no se atreve a acometer: el valor de la subjetividad y su límite. -El maestro del relato José María Merino es un habitual en sus debates. ¿Tiene algo que ver con el hecho de que el escritor sea un insomne impenitente que utiliza la nocturnidad para escribir? -Estamos muy agradecidos por tenerle entre nosotros. Su presencia siempre aporta un clima de respeto y seriedad a nuestros encuentros. Por otra parte, desconozco si el insomnio de José María Merino es sintomático o fruto de querer encontrar, en el silencio de la noche, ese momento fugaz y especial que hace surgir en la conciencia ideas que han estado funcionando a lo largo del día de forma inconsciente. Freud mismo trabajaba hasta las dos de la madrugada. En cualquier caso frente al insomnio siempre es mejor escribir que tomar hipnóticos. Al fin y al cabo tenemos una eternidad para seguir durmiendo.

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