Urbanismo aplaza «sine die» lainstalación de las «moscas» de Arroyo

Habrá que esperar aún más. El conjunto escultórico creado por Eduardo Arroyo seguirá sine die en el almacén en el que aguarda desde hace más de un año. El pasado 23 de febrero, el concejal de Cultura, Alfonso Ordóñez, aseguraba que las moscas se instalarían en Puerta Castillo después de marzo -previamente había asegurado que sería en Navidad-. Pues bien, el departamento de Urbanismo ha decidido que la instalación se demorará un poco más y coincidirá con la inauguración de la remodelada Casona de Víctor de los Ríos. En este edificio se pretende poner en marcha el aula arqueológica con el fin de que se convierta en una de las paradas de la ruta romana. Sin embargo, y aunque ya se ha anunciado para este fin una partida de seis millones de euros (de los cuales la Junta invertirá el 70% y el Ayuntamiento el 30% restante), no puede concretarse el plazo exacto en el que el barrio de Santa Marina (cuyo yacimiento verá el levantamiento de una recreación de uno de los barracones de la Legio VII) habrá saldado definitivamente su «idilio» con las obras. Fuentes municipales han asegurado no obstante que la intención de Patrimonio es que los trabajos en la fachada de la casona de Víctor de los Ríos hayan finalizado en el mes de septiembre, con lo que el conjunto escultórico de Arroyo podría estar instalado para entonces. Algunas de las piezas llevan meses depositadas en un almacén próximo al cementerio, donde se hace la réplica de la escultura de Don Pelayo, desmontada del arco de Puerta Castillo por su pésimo estado de conservación y debido al temor a que acabara desplomándose. Nueva demora El concejal de Cultura, Alfonso Ordóñez, aseguraba en el mes de febrero que el conjunto escultórico de Eduardo Arroyo se instalaría en el barrio de Santa Marina después de marzo, si bien había asegurado en el mes de diciembre que las fiestas de Navidad serían la fecha en la que se daría la campanada con su colocación. Alfonso Ordóñez explicaba además que el artista estaba realizando los soportes sobre los que se tendrían que instalar tres de las piezas más pesadas de todo el conjunto. Con ello se trata de evitar que las esculturas puedan dañar la muralla tardorromana. Además, puede que con ello se busque también acallar la oposición vecinal a la inclusión de las esculturas de Arroyo en su barrio.