Diario de León

El profesor Aurrecoechea defiende también que León permaneció ajeno a los cambios militares

Astorga tuvo durante toda la historia de la ciudad un destacamento de la Legio VII

Los hallazgos de corazas militares de los siglos I al IV vienen a demostrar esta teoría Una pechera

Imagen de la pechera descubierta en uno de los talleres de la Legio VII

Imagen de la pechera descubierta en uno de los talleres de la Legio VII

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Cristina Fanjul - león
León

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Los restos arqueológicos hallados en Astorga fuera de la ciudad campamental demuestran que Asturica Augusta tuvo destacamentos militares de la Legio VII durante toda la historia de la ciudad. Este es uno de los hallazgos de la investigación del profesor Joaquín Aurrecoechea, que realiza su tesis doctoral acerca de los talleres romanos de León. El investigador explica que las excavaciones en esa zona de la ciudad han sacado a la luz no menos de medio centenar de piezas relacionadas con el impedimenta de las tropas (equipamiento militar) que pertenecen al periodo comprendido entre el siglo I y principios del IV. El arqueólogo esgrime que este hallazgo viene a demostrar la teoría que siempre se había sospechado y que venía además refrendada por el hecho de que Astorga era una ciudad amurallada. Aurrecoechea añade que se trataba de destacamentos pequeños -semejantes a los de la Guardia Civil en nuestros días- que suponen la prueba de que la actividad del ejército irradiaba a la vida civil en tareas que no eran propiamente militares, como la reparación de las vías y calzadas. Además, el investigador recalca que con toda seguridad Lancia también tuvo un a avanzadilla de estas características. Campamento aislado Entre los descubrimientos que formarán el corpus de la tesis doctoral de Joaquín Aurrecoechea cabe destacar el hallazgo de piezas de la impedimenta militar que modifican las creencias que hasta ahora se habían tenido de la Legio VII. Entre ellas, cabe destacar la armadura lorica segmentata -con láminas de hierro, enlazadas con broches de bronce-, que estaba diseñada para desviar el golpe de la espada de la cabeza hacia los hombros. «Salvaguardar el punto débil de los hombros era de vital importancia cuando se combatía con enemigos que usaban espadas de tipo celta, puesto que cuando el soldado se resguardaba tras su escudo era sólo vulnerable en los hombros y la cabeza», explica Aurrecoechea. El profesor argumenta que los cascos romanos se diseñaron para proteger la cabeza desviando los golpes hacia los hombros, con lo que era necesario sobreproteger esa zona. Asimismo, manifiesta que las peculiaridades de la coraza segmentada han llevado a pensar que este tipo de defensas eran características de determinadas legiones, sobre todo de aquellas que tenían que adaptar sus tácticas de guerra para combatir a enemigos que luchaban al estilo de los celtas -combate cuerpo a cuerpo con espada corta-y que se situaban en las primeras líneas de batalla. El desarrollo de las técnicas bélicas (la infantería fue sustituyéndose poco a poco por la caballería) hizo que durante el siglo III la armadura segmentada cayera lentamente en desuso. Fue entonces cuando comenzaron a desecharse las armas cortas y se sustituyeron por la espada larga y los arqueros, con lo que la lorica segmentata dejó de fabricarse. En todo el Imperio se inició en ese momento la fabricación de corazas de escamas, mucho más ligeras y cómodas para este tipo de combate, excepto en León. En el campamento de la Legio VII se siguió creando el mismo tipo de impedimenta que en los dos siglos anteriores, lo que viene a demostrar que al tratarse de una zona pacificada no era necesario el envío de tropas de refresco, como ocurría en fronteras como la de Germania o Britania, mucho más convulsas y conflictivas. De esta manera los soldados del campamento continuaron con el mismo tipo de corazas puesto que durante ese siglo estuvieron totalmente apartados y ajenos a los cambios del Imperio.

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