Cannes acoge el cine político de Moretti y el surreal de Kaurismaki
Nanni Moretti y Aki Kaurismaki hicieron ayer bueno en la competición del Festival de Cannes el dicho de que unos cargan la fama, como hizo el director italiano, mientras otros cardan la lana, de lo que se encargó su colega finlandés. Aguardada con expectación, Il caimano llegaba precedida por la fama de ser un alegato contra el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, mientras que Laitakaupungin valot desembarcó con la sola certeza de que, conociendo a su autor, valía la pena verla. El cineasta italiano (Brunico, 1953) optó por una forzada trama en la que se entremezclan un imaginario productor de cine en crisis y Berlusconi por triplicado: el real en imágenes de archivo, el encarnado por el actor Elio de Capitani y el interpretado por el propio Moretti. La película arranca cuando productor recibe un guión para hacer una cinta crítica hacia el magnate audiovisual y político derechista. Pero la mayonesa que remueve sin descanso Moretti no acaba de ligar en modo alguno y acaba echada a perder, hasta el punto de que en la rueda de prensa un periodista italiano la calificó de «final plúmbeo». En Europa, «fuera de Italia, sería imposible que un ciudadano controlara tres canales de televisión y un montón de periódicos y fuese candidato electoral», dijo Moretti. Surrealista y único Por su parte, la película del maestro que puso a Finlandia en el mapamundi del cine con un estilo único, basado en una austeridad interpretativa casi surrealista, una fotografía espléndida y un humor basado en el absurdo, cierra la llamada Trilogía de los perdedores con la historia de soledad de un hombre de lealtad inquebrantable. Con la película quería demostrar que Finlandia «es el país más rico y feliz de la Tierra», subrayó Kauriskami entre las risas de la prensa y sus acompañantes, entre ellos los actores Janne Hyytiainen y Maria Jarvenhelmi.