Entre la emoción y la fantasía

«¿Un paisaje sereno, concebido para hacer del color su prisionero». Con este verso define el poeta Luis Hernández del Pozo la pintura del artista madrileño Francisco Recuero, que estos días presenta sus cuadros en la sala de arte Bernesga. Recuero (Madrid, 1950) domina a la perfección las técnicas del óleo y la acuarela. Desde hace doce años, cuando realizará su anterior exposición en la capital leonesa, han cambiado mucho sus conceptos pictóricos, ha ido poco a poco dejando atrás la realidad, aunque no la figuración, para convertir sus paisajes y bodegones en matéricas obras expresionistas de estupenda factura. El pintor se encuentra cómodo pintando bodegones y paisajes aunque, confiesa, también tiene mucho interés por la figura. «Me interesa sobre todo la danza debido a que en mis orígenes me dediqué a la música. Lo que trato de hacer en este momento es de dar una nueva dimensión a las formas de mi pintura». Dentro de la obra de Francisco Recuero sobresale su sabio empleo del color. «Me gusta trabajar con colores inventados. Yo considero que el color es el último estado de un cuadro, por lo tanto lo asimilo dentro del territorio de la emoción, de la emotividad. En el cuadro hay que buscar las formas, realizar el dibujo¿ y al final, cuando está todo encajado, llega el momento del color, en el que influye con fuerza el estado emotivo que tengas, los sentimientos y emociones que estés viviendo». Recuero enseña a pintar, dedica una parte de su tiempo a la docencia, y gracias a su contacto con las nuevas generaciones tiene su opinión sobre las vanguardias artísticas. «Yo creo que los jóvenes, los nuevos artistas, también tienen una buena dosis de cocina en su quehacer. Los chicos del grupo a los que doy clase están muy preocupados por los procedimientos necesarios para la realización de sus obras. Pero, por otro lado, sin querer estar en posesión de la verdad, creo que en estos días se están haciendo cosas que se escapan de los antiguos conceptos, como montajes, instalaciones¿ que nada tienen que ver con la idea que tenemos sobre el arte. Aunque pienso que, en su diversidad, también tienen su importancia y su sitio». «Y un ritmo de colores imposibles/ se mezclan para hacerse más visibles/ los altos vuelos de tu fantasía». El poeta define otra vez acertadamente la obra de este pintor madrileño capaz de conseguir ese milagro, no por cotidiano menos sorprendente, de convertir la materia en contenedor mágico de emociones». Lugar: galería de arte Bernesga. Roa de la Vega, 8. Horario: de lunes a viernes, de 12.00 a 13.30 y de 18.00 a 21.00; sábados, de 12.00 a 14.00 y de 19.00 a 21.00.