«No se puede enseñar ni divulgar aquello que no se investiga a fondo»

El conjunto de actos bautizados como El Natalicio de las Águilas , la conmemoración del nacimiento de la Legión VII (¿qué otra ciudad puede conocer con tanta exactitud su partida de nacimiento?), continúa hoy su andadura en el Club de Prensa del Diario de León con la conferencia de la catedrática Carmen Fernández Ochoa Novedades de la arqueología romana en Asturias . El programa de actos está organizado por la asociación leonesa Promonumenta. -¿A qué se refiere con esas «novedades» arqueológicas? ¿Qué se ha hallado en Asturias? -Lo que voy a hacer es un poco una síntesis de los últimos yacimientos excavados en Asturias, una síntesis un poco apretada porque cada uno de ellos daría para una charla completa. Se trata de los de Gijón, Lugo de Llanera, zonas limítrofes de Oviedo, y sobre todo, Grandas de Salime. -Popularmente se tiene la idea de que Asturias no estaba muy romanizada, siempre se ha hecho más hincapié en el tema de los astures y su resistencia... -En lo que respecta a la arqueología romana se ha sido siempre muy pesimista; por ejemplo, con respecto al Sur de la Asturia, a León, donde siempre se ha apreciado y valorado más. Pero últimamente hemos progresado mucho. Se ha pasado de excavar cuevas y castros (que es lo que más destaca en el paisaje geográfico) a hacerlo en las ciudades y asentamientos. El celtismo y el asturianismo unían los astures con Pelayo como si en el medio no hubiera habido nada... -Pero lo había, claro. -Claro que sí, igual que sucedió al Sur de la cordillera, Asturias se fue integrando en el sistema que Roma había creado. Pero no eran «romanos», como tales, los que trajeron ese sistema a esta zona, ¡éstos habían llegado a la Península 200 años antes! Eran ya hispanorromanos. El caso es que siempre que entra la piqueta en ciertas zonas, sale la cultura que yo llamo «astur-romana». -¿Una mezcla entre las dos culturas, entonces? -Es que aunque los astures trasmontanos se integran progresivamente en el imperio, obviamente la nueva cultura ha de adaptarse a un medio físico muy diferente del del Sur. Aquí no puede darse la cultura del trigo, aceite y vino como en otros lugares. Asturias, además, es lo último que se conquista. -¿Va a ser la suya una conferencia muy técnica o puede ser entendida por todo el mundo? -No, no será muy técnica, pero bueno, se suponen nociones básicas como qué es un castro o una villa romana. -¿Cómo ve la «toma de conciencia» que en León se está dando en torno a los temas de patrimonio? -Muy positivamente. Es que Legio es muy importante, ¡fue la capital militar de Hispania durante cientos de años! Pero los textos históricos de que disponemos son escuetos, así que la arqueología es básica para conocer la historia de una ciudad como ésta, ha de llevar la voz cantante. León ha de crear su propio «proyecto de ciudad», tal y como se ha hecho muy bien en otros sitios. -¿Cómo cuáles? -Gijón, Mérida por supuesto, Tarragona, Villajoyosa en Alicante... es una labor mucho más fácil de hacer en ciudades que no sean muy grandes, tipo León. -¿Cómo emprender esa labor? -Lo primero y básico es la investigación. No se puede enseñar ni divulgar nada que no se haya investigado a fondo. Después vendrá el diálogo con los urbanistas, los políticos con sus líneas de actuación, etc. Pero previo a todo ello es la investigación. -¿Cómo conciliar el progreso con el mantenimiento de restos históricos? Usted conoce bien el tema de los Principa... -Es necesaria buena voluntad y diálogo, diálogo, diálogo entre todas las partes implicadas. También hay que tener en cuenta que ni hay que conservarlo todo a ultranza ni necesariamente ha de ser destruido. Sólo un diálogo intenso y tolerante permitirá soluciones que satisfagan también a los ciudadanos. Soluciones que han de ser creativas, una vez que los técnicos hayan valorado adecuadamente las cosas. Por ejemplo, en Gijón se han conservado las termas, un pozo, etc., ¡pero no vamos a destruir el Palacio de Revillagigedo para encontrar a los romanos! Y los constructores han de tener en cuenta que las ciudades históricas son eso, históricas, con todo lo que ello conlleva. -La puesta en valor del pasado, ¿puede ser motivo de crecimiento económico para una ciudad? -Completamente. El turismo cultural, el que más está creciendo, es lo que busca y lo que demanda. Los políticos han de tener en cuenta que la arqueología no es un gasto, es una inversión, y que tiene una importante dimensión social. Hora y lugar: A las 20.00. Gran Vía de San Marcos 8, entrada por calle Fajeros.