Más de 82.000 personas apoyan la transgresión del Sónar
Más de 82.000 espectadores, a falta de las cifras oficiales de la última sesión nocturna, han pasado por la 13 edición del Sónar, que ayer se clausuró en Barcelona. Es un certamen que ha acercado a las nuevas generaciones a algunos de las fuentes musicales de la música negra (Chic, L.Kwesi Johnson...) y al mundo bizarro (en su acepción «sorprendente») de la experimentación japonesa. A media tarde de ayer, en un pequeño balance improvisado, Ricard Robles, uno de los promotores del festival, aseguraba que se han cumplido las expectativas, tanto en público -con unas 6.000 personas menos que en el 2005, debido a la reducción del aforo diurno, lo que ha desahogado algunos escenarios- como en lo artístico, ya que «la gente ha respondido», a todas las propuestas que este autodenominado festival de música avanzada y Arte multimedia les ha ofrecido.