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Publicado por
León

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Después del triunfo de Javier Castaño en el tercero de la tarde salió Finito de Córdoba desconfiado conel capote ante un toro corretón. No se molestó ni en llevarlo al caballo, donde se dolió el del Puerto, que hizo sonar el estribo. Fue un toro más castigado en varas que sus hermanos, pese a que no exhibió exceso de fuerzas, y al primer muletazo pareció cantar la gallina y huyó hacia donde no le molestaran los capotes. Temió el respetable lo peor cuando salieron los subalternos a reconducir al toro desde las tablas, y cuando inició el diestro una desmadejada tanda sin excesivo compromiso. Pero debían estar condenados a entenderse porque el que pareció manso fue entrando en la muleta que Finito le ofreció cada vez más baja, más larga. Obedecía el toro y sacó Juan Serrano los pases hondos, reposados, enroscándose al animal. No hubo acoplamiento por el izquierdo, y volvió al derecho para dejar muletazos profundos, excelentes algunos de pecho. Mató con habilidad y dejó una entera, a la que le sobró la rueda de peones, afeada por el público. Necesitó un descabello el toro para rendirse, y el público pidió para Finito una oreja. Al final fue el único de los tres diestros que salió a pie, pero dejó en los buenos aficionados de la plaza un regusto. Siempre hay alguien que espera un destello de este torero.