Entrega e inteligencia de César Jiménez
Con el que hacía quinto salió César Jiménez dispuesto a que no se le escapara el triunfo. El de Garcigrande salió corretón, y tuvo que ir a buscarlo a los medios con el capote. Al relance de un capotazo entró con violencia al caballo de Juan Bernal, cuando se dirigía a colocarse en la suerte. El topetazo levantó los pies del suelo al caballo, pero el picador sujetó con oficio y fue ovacionado. En este tercio, y también en banderillas, el toro corrió de lo lindo. Fue a pararse justo cuando Jiménez intentó meterlo en la muleta, tras unos pases a pies juntos sin enmendar. Comenzó por naturales sacándolos de uno en uno, y tras ser desarmado volvió por el derecho. Tuvo la habilidad de ligar la ya remisa embestida del toro, que no repetía y salía del pase con la cara alta. Le dejó el engaño en el hocico para dar continuidad a la serie y no perdió la compostura aunque fue desarmado. Terminó el trasteo intentando calentar el ambiente con alardes, se dejó llegar los pitones hasta el muslo, tirando lejos la muleta; se adornó con manoletinas y pases de rodillas con los que acompañó el camino a tablas hacia donde el toro estaba deseando refugiarse. Finalmente se fue tras la espada y cobró una entera, pero el toro resistió en una larga agonía (durante la cual sonó un aviso) que disgustó a parte del público. El premio se quedó en una oreja. 1397124194