«Ésto ya lo he vivido en el teatro de calle a los 15 años»

Sólo con oír su voz uno se da cuenta que Paco León es optimista. Animal televisivo, este sevillano de 31 años se dio a conocer con sus famosas imitaciones en el programa de Antena 3 Homo Zapping y se puso de moda en Aída , serie de Telecinco en la que lleva tres temporadas triunfando como Luisma, el singular hermano de la protagonista. En cine le hemos visto en Reinas , La dama boba y, desde el viernes, en Los mánagers , primera película dirigida en solitario por Fernando Guillén Cuervo en la que comparte fotogramas con otro fenómeno catódico, Fran Perea. -En «Los mánagers», usted y Perea son dos hermanos que empiezan en el negocio de la música. -Hemos hecho una película muy divertida y vertiginosa, es una especie de gazpacho porque hay de todo. He tenido hasta que cantar para llegar a ser uno de los reyes del king , actividad que me faltaba y con la que me lo he pasado muy bien. Me he sentido como Mike Jagger. -Con usted y Fran Perea, la taquilla está asegurada. -No tengo yo tan claro que ningún actor de televisión sea capaz de llevar a la gente al cine. Espero que nuestra presencia ayude, pero también pueden pensar que para que van a pagar si nos ven gratis. -Es su primer papel de peso en la gran pantalla. -Cuando acepto un proyecto es porque hay cosas que me gustan.Que un actor, Fernando Guillén Cuervo, tripulara el barco era una garantía porque hablamos el mismo lenguaje y está abierto a propuestas. Al principio, me dijo que si quería ser uno de los mánagers, pero elegí ser uno de los hermanos, Pipo, por ese punto tan optimista, luminoso y arriesgado que tiene. Me veía más en el papel de alguien que comienza y le queda todo por hacer, que en un personaje que está de vuelta de todo como es un mánager. -¿Ha sido un actor disciplinado? -Totalmente. Lo que dice el director va a misa, otra cosa es que yo haga propuestas porque soy bastante creativo. Me gusta tener una buena comunicación con todo el equipo, con los de caracterización, vestuario, peluquería porque una película es el resultado de que todo funcione. -Esta película habla de los comienzos ¿se ha acordado de los suyos? -Mucho. El personaje me recordaba las ganas que tenía de hacer cosas y también de meterme en unos embolaos... En algunas de las secuencias decía «ésto ya lo he vivido en el teatro de calle que empecé a hacer en Andalucía a los 15 años». -¿En esa época tenía mánager? -No, y como no tenía representante pues me metía en historias imposibles. -Cada vez sale más en el cine. -Voy despacito y con buena letra. No quiero ser un boom, ya tengo bastante en ser fenómeno mediático en otras cosas. Esto es una carrera de fondo. No voy a dejar la tele por el cine porque, más que el medio, lo que me importa es el producto. -Ya, pero parece que la tele está más desprestigiada que el cine. -Sí, parece que el glamour está en el cine. La tele está en casa, le falta esa liturgia que tiene el cine y el teatro de sala oscura para la que tienes que pagar una entrada. Además, en la tele está todo muy mezclado porque sale Belén Esteban, el Papa y las series. Es el medio el que lo confunde todo. -Todos dicen que el teatro es la cuna del actor, pero muchos de los intérpretes que triunfan en cine y televisión, luego no pisan las tablas. -Puede que mi próximo proyecto esté en los escenarios. Me interesa mucho este medio, tengo mucho mono de teatro porque es muy de verdad, la comunicación es directa, entre el espectador y tú no hay nadie. Es muy real. -¿Por qué la comedia, de la que usted es defensor, no está tan valorada como el drama? -No sé. Lo que sí te puedo asegurar es que el público prefiere reír que llorar. El registro de la comedia es muy amplio. A mí me gusta la que está hecha con humanidad, corazón y también con higadito.