«La civilización urbana es más individualista y menos solidaria»

Natural de la localidad leonesa de Villamejil, Tomás Álvarez se ha propuesto lanzar un grito de protesta en pro de los valores rurales tradicionales con su segunda novela El canto del alcaraván. -Usted en su novela «El canto del alcaraván», habla acerca de la despoblación del mundo rural. Es evidente que para poder realizar su trabajo profesional usted también tuvo que abandonar su pueblo natal. ¿Se siente identificado con alguno de los personajes de su novela? -Yo no me siento identificado en el sentido de ese desarraigo y soledad que relato en mi novela. Cuento una historia real. He sido testigo de la despoblación del mundo rural, de la llamada del mundo rural a la ciudad. De la misma manera que Cervantes hizo con su novela yo voy cogiendo retazos de realidad e inventando personajes. También me sirvo de paisajes de la provincia de León para construir una trama. Pero no es una novela autobiográfica. -Identifica su novela con el canto triste de un pájaro, ¿por qué tanto pesimismo? -He vivido en el mundo agrario y en el que progresa. No soy allorante del mundo que dejo atrás pero me percato como periodista de que en el mundo se han perdido muchas cosas. Muchas personas que se convirtieron en proletarios se podrían haber desarrollado en armonía en su territorio natal. Millones de gentes se trasladaron a la sociedad desarrollada dejando empobrecida de la ellos proceden, pero no económicamente. Me refiero a que se han perdido una serie de valores, tradiciones, costumbres y calidades sociales. Ahora esas personas se encuentran en una sociedad más vitalista, en la que ellos no son felices. -Uno de los temas principales en su novela es el amor, ¿cree que la fuerza que transmite este sentimiento puede suplir el desarraigo y la soledad? -En mi novela se trata más el desamor que el amor. Cada personaje vive de una manera diferente ese desamor. Narro el drama de la pérdida de la ilusión y de la inocencia, esa forma personal de ver el mundo. -Compara la despoblación de la España interior con la erradicación de un tipo de cultura... -Sí. Para mí el cambio más grande que se ha producido en el siglo XX ha sido el hundimiento económico y social de la España interior. Mi novela es un grito de protesta, cegados por el brillo del PNB no hemos atendido al equilibrio y bienestar social. -Puede sonar a utopía, pero ¿cree que sería posible en un futuro que la situación de despoblación de los pueblos desapareciese para aumentar, por el contrario, su población? -Yo no lo entiendo como una utopía. De alguna forma el territorio rural no queda abandonado, en una Europa tan superpoblada donde cada vez crecen más los niveles de población. Se ha perdido la manera de ver el mundo tradicional. La civilización urbana es más individualista y menos solidaria. -¿Cómo es el perfil del campesino ideal en el siglo XXI? -Pienso que el campesino seguirá existiendo, pero habrá evolucionado socialmente. Cada vez cuenta con una tecnología más sofisticada pero lo ideal sería que no dejase de lado su cultura ni el conocimiento de lo que hubo en su territorio. Al ir en un tractor no se pierde nada llevando un libro en el asiento de al lado. Hay que leer versos de Machado que es muy fácil de entender. -Siempre resulta más sencillo escribir sobre lo que se conoce, ¿no es también más trágico? -Es duro. Escribí la novela porque quería dejar una constancia histórica que no sale en los medios de comunicación, no informan acerca de cómo va evolucionando la sociedad, del drama de los pueblos abandonados. -La agencia Efe supone una gran implicación, casi a tiempo completo. ¿Le queda tiempo para escribir literatura? -En mis ratos libres me gusta escribir. También me encanta la pintura. Creo que es, en algún sentido, mi manera de liberarme. Como ya decían los griegos nos desarrollamos todos por la creatividad y la afectividad. -Siendo director de economía de Efe, ¿disculpa de alguna manera la actuación de las personas que se exilian buscando una (economía) más estable? -No culpo ni dejo de culpar a nadie. La gente se mueve buscando una estabilidad económica. También ocurre en África, la gente pierde la vida en el Atlántico en busca de una vida mejor. La televisión presenta un mundo ideal donde la gente es joven y adorable, las casas son magníficas con fantásticas mesas llenas de comida. En los programas se regalan millones, existen sorteos con premios grandiosos... Los medios de comunicación son elementos que practican una himnosis sobre el ciudadano que hace que cambie de lugar para alcanzar el paraíso , pero ese mundo no es el que se ve en la televisión. -¿Cuál es la situación económica actual de España bajo su criterio? -El país está viviendo un periodo de bondad. Desde la entrada en Europa, España ha experimentado una solidez que ha incrementado con la entrada de la moneda europea. Cada vez nos asimilamos más a nuestros vecinos. Nuestra sociedad está bastante equilibrada, aunque como ya comentaba anteriormente se hayan perdido algunos valores. -¿Comparte con Julio Llamazares la conclusión de que no es casualidad de que León haya dado tantos escritores debido a la sensación de proceder de un mundo rural que desaparece? -Sí en algún aspecto, pero también difiero en algún detalle. En mi opinión la abundancia de tantos escritores puede compararse directamente con la Generación del 98. España vive una edad crítica en cuanto a sociedad, un momento dificil y crucial, casi irreversible. Los escritores lanzan ese grito de incomprensión de nuestra tierra, también en cuanto al plano político. La sociedad leonesa posee mucho instinto y una gran capacidad para el relato debido a la tradición oral, la gente se reunía para contar historias y comentar. -Usted ha sido corresponsal en varios países, ¿ocurre lo mismo, ese exilio interior que caracteriza a España, en otros lugares del mundo? -El fenómeno que afectó a España fue un anticipo de lo que ahora está ocurriendo en el resto del mundo, esa búsqueda de la estabilidad. Polacos, colombianos, africanos... salen de su tierra por una llamada similar a la española. Lugar: Biblioteca Azcárate. Calle Sierra Pambley. Hora: 20.30.