Diario de León

JUAN ANDRÉS BLANCO JOSÉ ANDRÉS ROJO

«Los 'nietos' de la guerra la ven sin complejos y reclaman más conocimientos» «Mi abuelo, un general leal, quedó muerto en vida tras ser juzgado por rebelión militar»

El periodista José Andrés Rojo

El periodista José Andrés Rojo

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Con setenta años de historia sobre «catástrofe que supuso el 18 julio de 1936» ya son tres las generaciones implicadas en su memoria. El profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca, Juan Andrés Blanco, señaló que si la visión de quienes vivieron la guerra estuvo marcada por los extremismos y la de los hijos por un cierto olvido, «los nietos la miran sin complejos y reclaman más conocimientos» sobre el acontecimiento. «Los jóvenes quieren saber cómo se llegó a la guerra civil y y por qué». En este sentido, señaló que la historiografía aún está coja de «una buena historia económica de la guerra, tampoco se han estudiado en profundidad los aspectos culturales ni la sociedad que hace la guerra». En todo caso cree que «debemos reflexionar sobre cómo se está estudiando la guerra y el franquismo para que aún haya gente que no acepte que fue una dictadura».Blanco consideró esperanzador para esclarecer muchos capítulos de la contienda la apertura de los archivos y de modo especial los estudios históricos locales si son serios. Vicente Rojo. Retrato de un general republicano es la biografía que su nieto, el periodista José Andrés Rojo, presentó ayer en Villablino como parte del curso de verano sobre la guerra civil. El militar republicano que jugó un papel más importante en la guerra civil, había quedado diluido en el olvido como «todos los militares leales». Setenta años después, su nieto considera que, frente a la permanencia de los nombres de los militares rebeldes en la memoria colectiva, «falta una justicia simbólica» hacia todos los militares «que cumplieron con su deber, que es lo más importante en una sociedad democrática». Rescatar la memoria del abuelo, ese gran desconocido hasta en la familia, le ha costado años y lágrimas, especialmente a la hora de encajar los capítulos más trágicos de la vida del general. «Regresa desde Bolivia en 1957 porque su mujer estaba enferma y lo juzgan por rebelión militar, con penas accesorias que le inhabilitan para ejercer de ciudadano normal. Para él, fue una muerte en vida», relató el jefe de cultura de El País.

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