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Actor

«Nunca tomo atajos»

El rebelde irlandés estrena hoy en España la adaptación cinematográfica de la famosa serie «Corrupción en Miami»

Colin Farrell caracterizado como Sonny Crocket

Publicado por
Angélica Martínez - los ángeles
León

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Simpático y seductor, Colin Farrell está acostumbrado a no rendir cuentas a nadie. A sus 30 años, el rebelde dublinés vuelve a tomar posiciones en la lista de intérpretes de moda con la adaptación cinematográfica de la mítica serie de televisión Corrupción en Miami , que hoy se estrena en España. Sin importarle lo que se escriba y diga de él, el que fue el popular héroe macedonio Alejandro Magno es consciente de la mala fama que le precede, pero su imagen pública no afecta a la credibilidad de los personajes que hace. Con cara de juerguista, este padre soltero se reconoce un «bastardo con suerte» por haber trabajado con Michael Mann, a cuyas órdenes ha dado vida a Sonny Crocket, el detective que hizo famoso a Don Jhonson. -¿Qué le llevó a recuperar a Sonny Crocket? -Vivimos en una época en la que todo va a una velocidad de vértigo. Corrupción en Miami es pura cultura de palomitas y, además, estaba muy interesado en trabajar con Michael Mann. -¿Habló con Don Jhonson para preparar el papel? -No, pero Jaime Foxx -que interpreta a su compañero, el también detective Ricardo Tubbs- se lo encontró en un restaurante de Los Ángeles y le dijo que tenía que hacer a Sonny con mucho estilo, sino tendría que verme las caras con él. Estoy esperando que me llame para que me diga qué le ha parecido la película. -En su opinión, ¿cuál de las dos versiones tiene más estilo? -La serie fue pionera, fue un fenómeno, pero los dos productos tienen el sello Michael Mann. Me gusta más la película, porque está rodada desde un punto de vista muy moderno, tiene entidad propia y la acción es directa, excitante. -Se dijo que la relación entre Jaime Foxx y usted no fue muy buena durante el rodaje... -Tonterías. Cuando empezaron los rumores ni siquiera conocía a Jaime, con eso lo digo todo. -¿Le gusta Miami? -Me encanta, pero no hice el filme por la ciudad, sino porque el guión estaba brillantemente escrito. Corrupción en Miami retrata el mundo del hampa, las mafias, tuve oportunidad de utilizar lanchas superpotentes. Fue un rodaje muy divertido porque es un filme al más puro estilo Michael Mann. Él es un genio, me ha dado una gran oportunidad con esta película. -¿Tiene una explicación para lograr el éxito en tan poco tiempo? -Trabajar duro. En mi profesión nunca tomo atajos, pero si he ido por el camino más corto porque he pasado de ser un actor más, del montón, a poder elegir. -Nunca ha ocultado su afición a la cerveza. ¿Es cierto que ha dejado de beber? -Es durísimo vivir sin cerveza, pero la salud manda. De todas formas, es un tema del que no quiero hablar con la prensa. No estoy buscando cambiar de vida, pero sí vivir más tranquilamente, sin imitar a nadie. -Si tuviera que escoger un logro, ¿cuál sería? -Ni idea. Me gusta que me digan que soy un tipo atractivo, que tengan expectativas conmigo y que escriban de mí. Es más, si me cuelgan la etiqueta de «nuevo Brad Pitt», pues estupendo. -¿Cómo lleva la frivolidad de Hollywood un tipo tan auténtico como usted? -Mi fórmula es escaparme. No vivo aquí, sólo paso cuatro meses al año en Los Ángeles, y dos de ellos estoy trabajando. No vivo esa parte de Hollywood, todo mi tiempo libre lo paso en Dublín.

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