Michael entra en la prisión para evitar la ejecución de su hermano Malafuente Allison se enfrenta a otro médium Ocho árboles legendarios

Anunciada para el miércoles pasado, La Sexta había previsto enfrentarla a Perdidos en La Primera, pero optaron por trasladarla al muy competitivo prime time del jueves. Prison Break , producida por Fox, deberá vérselas con las ficciones Cuéntame como pasó (La Primera), Médium (Cuatro), One Three Hill (La 2), aparte del tan lánguido como indiferente Gran Hermano (Tele 5). Gira en torno al estudiado plan de fuga trazado por Michael Scofield (Wentworth Miller), para sacar a su hermano Lincoln (Dominic Purcell) de la prisión de Fox River donde está a la espera de ser ejecutado en la silla eléctrica, acusado del asesinato del hermano de la Vicepresidenta. Michael, que es ingeniero de estructuras, atraca un banco para entrar en la prisión y llevar a cabo su plan. Una vez dentro, intentará lograr lo que nunca nadie ha conseguido jamás: fugarse de Fox River, el centro penitenciario más seguro del país. Tendrá la ayuda de una abogada y un aliado en su celda, sobre todo para librarse del sanguinario asesino T- Bug (Robert Knepper). Todos estos ingredientes han hecho de Prison Break una de las series más impactantes de la televisión norteamericana. Su audiencia en España se verá limitada por los números de La Sexta, pero tendrá sus simpatizantes. Andreu Buenafuente dedicó su monólogo inaugural de la otra noche a la «crisis bizantina» entre la comunidad islámica y Benedicto XVI. Buenafuente es un hombre con talento: no debe de ser nada fácil inventarse algo todas las noches y ser siempre gracioso. De hecho, no siempre es gracioso. La otra noche no lo fue. Por una sola razón: porque uno de los límites del humor es el respeto a los muertos, pero el humorista prescindió de los muertos -en concreto, de esa monja italiana asesinada en Somalia- para que la enojosa realidad no le aguara la fiesta. Y semejante gesto, por decirlo así, no es exactamente un ejemplo de conciencia ética, ¿verdad? Pero vayamos por partes. Primero, el argumento de Buenafuente: severa reprobación del Papa por provocar a los musulmanes. Es un argumento muy socorrido estos días. Escuchando al cómico, no parecía que Buenafuente hubiera leído el texto de la polémica, ni siquiera alguna información extensa al respecto. Pero no se lo podemos reprochar, porque la tele es un trabajo tan agobiante, tan exigente, que los comunicadores apenas tienen tiempo para informarse y no digamos ya para formarse, lo cual se percibe rápidamente en sus opiniones públicas. Después del argumento, veamos el planteamiento: choteo descarnado de Iglesia y clero. Esto tampoco es escandaloso. El humor anticlerical es una veta muy arraigada en la cultura popular española, muy viva en el nihilismo urbano y, por otro lado, con ancha tradición en la izquierda catalana, que es precisamente la tradición en la que se reconoce Buenafuente. El diapasón ha bajado mucho desde los feroces tiempos de La traca -por fortuna para todos-, pero sigue sonando y, aunque aquí no hemos alcanzado nunca la exquisitez antivaticana de un Hugues Rebell, lo clerical sigue siendo motivo de caricatura. Esto hay que entenderlo (y encenderlo) como una falla, y nada más que eso. El carácter decididamente grotesco de la falla excusa incluso los anacronismos bobos, como ese de equiparar la violencia musulmana contemporánea con la cristiandad medieval; anacronismo que, ciertamente, surtiría un efecto más cómico ante un público algo más culto. Pero tras analizar argumento y planteamiento, evaluemos el excremento: deshecho en risas, Buenafuente prescindió del nada desdeñable dato de que eso que a él le hace tanta gracia ha causado ya la muerte de dos personas. Y cuando el argumento que da lugar al choteo ha provocado dos muertes (por el momento), y cuando esos asesinatos son silenciados por el cómico para no estropear el chiste, entonces la falla se convierte en pira funeraria, la caricatura se convierte en un desprecio intolerable y el chistoso empieza a correr el riesgo de que le tomen por un perfecto cretino. Es el caso. En la doble ración de hoy, Médium promete no decepcionar a sus seguidores. Dulces sueños muestra a Allison Dubois obsesionada con una compañera de instituto. Su angustia crece por momentos y Allison decide ir a visitarla para evitar una tragedia. En Sin puntería, su rival es otro médium que asesora al abogado de un asesino en prisión. Ella está con el letrado que lo encarceló. La décima temporada de El Escarabajo Verde abre con el reportaje Vivir un árbol que descubrirá las historias de ocho árboles legendarios entre los casi cuatro mil catalogados por todo el país. Algunos serán El encino de las tres patas (Mendaza, Navarra), El castaño de El Tiemblo (Ávila), El roble de las once (Tobía, La Rioja) o La olma de Pareja , entre otros.