| Reportaje | De pie para ver el horizonte |
De la rama del árbol al chalé
El Homo Sapiens es el resultado de un largo proceso evolutivo en el que destacan cinco hitos cruciales: la autoconciencia, el bipedismo, el fuego, las herramientas y el símbolo
La exposición comienza con la puesta en escena de un paisaje en plena selva, con sus árboles, su vegetación, sus característicos sonidos... incluso el olor de la flora y fauna que recrea el lugar. Pero el protagonismo lo acapara un mono, acomodado en una de las ramas del árbol y que acaba por bajar. El ecosistema cambia, los climas también varían y ésta es la única manera de sobrevivir en un mundo donde siendo demasiado bajitos la especie peligra. Por ello el mono se levanta y divisa el horizonte. Gracias a ello se le liberan las extremidades superiores, lo que más adelante otorga a los homínidos la posibilidad de fabricar herramientas con sus propias manos y con la ayuda de otras herramientas -esta última es la característica que diferencia a los Homos de la familia de los primeros homínidos-. La acción de bajar del árbol la imitan los visitantes que quieren continuar la visita, ya que la recreación se encuentra localizada en un pequeño montículo, al que se accede por una rampa. La visita continúa, ya que no acaba más que comenzar, y los conocimientos que los invitados van adquiriendo acerca de su propia evolución se amplían a cada paso. Catorce figuras a tamaño real recrean la apariencia física de los diferentes Australopithecus y Homos que recorren el paseo a través de la evolución de la humanidad, entre ellos destacan los Australopithecus Afarensis, los más antiguos y familiares directos de la popular Lucy; y el Homo Floresiensis, hallado hace dos años en Indonesia y que hasta entonces era desconocido en el planeta. El final del pasillo parece prolongarse eternamente y puede que ésto haya sido lo que los creadores de la exposición pretenden expresar, ya que se trata de un gran espejo -el gran deseo de la humanidad es la realidad de poblar la tierra para siempre, a través de las generaciones venideras- donde los visitantes pueden ver la imagen directa del Homo Sapiens, es decir, la suya misma. Otra de las curiosidades de la muestra son las vitrinas expositorias de restos de cráneos y huesos de los esqueletos de los familiares lejanos del hombre. También hay recursos audiovisuales que ejemplifican la fabricación de las herramientas más antiguas del mundo y sus pequeños avances en casi un millón de años. Una oportunidad, sin duda, de conocer más acerca de todo el proceso evolutivo de nuestra especie, y de sorprenderse, quizás, al encontrar alguna que otra semejanza o parecido con el mono que todos llevamos dentro...