Hermida repasa 50 años de recuerdos y vivencias en Televisión Española Colegio Los monólogos de Buenafuente Una doble despedida de solteros

Al final, después de varias semanas de votaciones, los espectadores elegirán el momento más señalado en medio siglo de historia de TVE. El late night La imagen de tu vida se inició la semana pasada con el tan veterano como singular Jesús Hermida al frente, que a sus 69 años regresa una vez más a la televisión de (casi) toda su vida, en donde se inició en 1968 como corresponsal en Estados Unidos. Últimamente dirigía la segunda edición de los informativos de Castilla-La Mancha. El programa consta de un bloque global de 50 piezas televisivas, en cinco secciones, cada una con un titular y un texto con las anécdotas más curiosas. Serán Noticias de mi vida (con noticias políticas, sociales, de sucesos, culturales o deportivas), La tele de mi vida (con imágenes de los programas emitidos por TVE 1 a lo largo de sus 50 años de historia), Momentos irrepetibles (documentos únicos por diferentes razones), La gente de mi vida (dedicada al famoseo) y Risas y canciones (humor y música). Sin duda, la gran ventaja de TVE con respecto a la gran mayoría de sus competidoras (como TVG y sus ya más de 20 años), está en poseer muy buena parte de la memoria audiovisual de este país. Por lo visto, cayeron en la cuenta de que hacían mal no explotando el filón. Aún así, La imagen de tu vida entra demasiado tarde. TVE-1 estrenó la otra noche El primero de la clase , una creación de Europroducciones de aliento entre divulgativo y espectacular, donde ocho niños, acompañados por otros tantos famosos, competirán por conquistar un viaje a París y 2.000 euros, que no son moco de pavo. El programa lo presenta Antonio Hidalgo y es una mezcla de reality-show y de concurso docente de toda la vida, donde los recursos del reality se aplican a un fin razonable y donde el espectador, chico o grande, siempre aprende algo, todo ello envuelto en una atmósfera muy agradable, ocasionalmente muy cómica y apta para todos los públicos; tan apta que el programa se repetirá en la matinal del fin de semana y, de hecho, uno se pregunta si no cabría mejor en la tarde del domingo, por ejemplo, que en el prime time de un martes. Como esto es una recreación televisiva de un colegio, hay también una plantilla de profesores cuya cabeza visible -y nunca mejor dicho- es Eduardo Punset; elección sin duda afortunada, porque es el rostro de la Pública más identificado con el conocimiento y la divulgación. La primera evaluación de El primero de la clase tiene que ser necesariamente muy positiva. Con todo, hay dos aspectos en este programa que parecen mejorables, al menos desde un punto de vista no sólo comercial o espectacular. El primero es el exceso de protagonismo de los famosos. Aun reconociendo -y valorando- que todos los famosos presentes en El primero de la clase son personas muy respetables, empieza a hacerse un poco pesada esa dependencia del discurso televisivo respecto de la figura del famoso: es como si ya no cupiera imaginar un programa sin profesionales de la fama. Este fenómeno va dando lugar al nacimiento de una suerte de casta televisiva que parece vivir ahí dentro, en la caja de luz, ectoplasmas sin existencia real. Algunos llegan al punto de estar en tres programas a la vez, como Óscar Higares, al que en apenas cuarenta y ocho horas hemos visto como actor en Antena 3, como cómico en La Sexta y como maxi-alumno en TVE-1. El otro aspecto mejorable -a mi juicio, en fin- concierne propiamente al desarrollo del programa: se gasta demasiado tiempo en las transiciones de una cosa a otra, con los protagonistas corriendo de una mesa a una silla, con interrupciones para que usted llame por teléfono, con anuncios sensacionalistas de que a Charo Reina le ha dado un patatús, con saltos narrativos desde las pruebas del concurso hacia la vida en el aula, etc. Todo esto da un aire un tanto premioso al programa, como un río sin corriente, sensación que se acentúa por la desmedida duración de la gala . En todo caso, son defectos que no empañan el juicio inicial: es un programa que merece la pena. Andreu Buenafuente se mantiene como líder del night time desde su magacín, cuyos momentos más brillantes continúan siendo sus monólogos iniciales en los que desmenuza la actualidad con tanta gracia como mordacidad. Con sus secciones habituales, sus colaboradores y sus invitados, Buenafuente tiene en Noche Hache a su competidor más directo. Su paso por La 2 condena a la serie One Tree Hill a una audiencia escasa aunque muy fijada al target cómplice con los protagonistas. En Cerca del cielo salvaje , Tim insiste en hacer una despedida de solteros y Brooke le hace lo mismo a Haley. Lucas duda sobre si visitar a Dan en el hospital y Karen vuelve al colegio. Hay más, que una hora da para mucho.