«Los monumentos a partir del XVI se pagaron con dinero americano»
El catedrático de la Universidad de León, Jesús Paniagua, y la profesora de la Universidad de Valladolid, Carmen Martínez, presentaron ayer en la sala Región del Instituto Leonés de Cultura, la obra -publicada por la editorial Lobo Sapiens- Diccionario de leoneses en América y Filipinas, un libro con más de cuatro mil entradas y que ha requerido alrededor de veinte años de trabajo. El catedrático es uno de los expertos españoles más importantes en Historia de América y es autor de varios libros acerca de la inmigración en el nuevo continente. Además, desde hace doce años dirige a una treintena de investigadores en un trabajo acerca de humanistas españoles, y es miembro del Patronato del Archivo General de Indias. La procedencia Jesús Paniagua destacó ayer que, si bien no puede hablarse de momentos específicos en los que se produjeron oleadas de emigrantes hacia las Indias, sí puede determinarse de manera clara un cambio de zonas en la procedencia dependiendo del siglo en el que se produjeron las migraciones. Así, el catedrático asegura que entre el siglo XVI y XVII el mayor movimiento se produjo en la zona de Tierra de Campos, mientras que en el siguiente fueron principalmente los maragatos y los habitantes de la montaña de León los que llegaron a América. Las causas también fueron distintas, puesto que, si bien los habitantes del sureste viajaban para hacerse cargo de tareas administrativas, a partir del siglo XVIII la emigración comienza ya a tener causas socioeconómicas y es el hambre principalmente el agente que más provocó la huida de los paisanos hasta las tierras americanas. Además, llama poderosamente la atención el hecho de que los maragatos viajaron de manera casi exclusiva a Argentina y Uruguay. El catedrático explicó ayer que la influencia de la emigración leonesa fue vital para la provincia, y puso como ejemplo el hecho de que la mayoría de los grandes edificios que se construyeron desde el siglo XVI hasta el XVIII se pagaron con dinero americano. Entre los monumentos que existen gracias a estos pecunios cabe destacarel Hospital de Regla o el segundo claustro de San Isidoro, que se pagó con una colecta que se realizó en América. Además de los nombres archiconocidos por todos, caso del arzobispo Lorenzana o Bernardino de sahagún, el libro está plagado de nombres anónimos que, sin embargo, tuvieron un papel crucial en el desarrollo de la historia del nuevo continente. Entre ellos, el catedrático se refirió a Manuel Álvarez, un sinfortuna que viajó a México, donde se dedicó al comercio, llegando a controlar los intercambios mercantiles entre Estados Unidos y Nuevo México. Su papel era tan vital que, tras la guerra entre ambos países, se le encomendó la negociación de El Paso. Jesús Paniagua no descarta continuar con esta obra y estudiar los leoneses entre los siglos XIX y XX.