«Las instituciones desconocen el gran potencial literario de León»

José María Merino es uno de los escritores que participarán en el Congreso Internacional de Literatura Actual que el Diario de León celebra entre el 19 y el 21 de este mes. El autor de El Heredero interviene en una mesa redonda que abodará el tema de La realidad de la liertatura leonesa, en la que contrastará ideas con Luis Mateo Díez, Jesús Torbado y Juan Pedro Aparicio. -¿Existe la literatura leonesa? -Para empezar hay que decir que cuando hablamos de literatura tenemos que acotar la lengua, y en ese sentido todos utilizamos el español. Sin embargo, es cierto que existen determinadas notas en la literatura leonesa que son fácilmente reconocibles. Precisamente, en uno de mis cuentos realicé un homenaje a los escritores leoneses. Hay una particularidad importante: cierto gusto por lo mítico. Tanto Juan Pedro Aparicio como Luis Mateo Díez tienen una tendencia especial a reconstruir un espacio mítico que suele hacer referencia al mundo real. Es el caso de Celama en Luis Mateo y Lot, el país imaginario de Aparicio. Además, esta querencia también la encontramos en escritores como Colinas, Llamazares, Gamoneda e, incluso, en Eugenio de Nora. -¿Puede deberse al hecho de que han realizado su obra fuera de la provincia? -Podría, desde un punto de vista sentimental. Existe por lo general una relación fuerte con el entorno que no pasa por los parámetros reales. El Reino Secreto de los cuentos es un poco León. Sin embargo, esta característica también se da en escritores más jóvenes, como Luis Artigue, que vive en León, o en Gamoneda y Pereira, cuyo mundo tampoco es realista. -Pero ¿Puede hablarse de literatura leonesa como categoría? -Supongo que sí, de la misma manera que lo hacemos de la colombiana, por poner un ejemplo, aunque yo hablaría más bien de literatura de impregnación leonesa. -Hablaba Alfonso García en la presentación del Congreso de la existencia de un hilo conductor que enlazaba de alguna manera la literatura leonesa de los últimos cincuenta años. -Pues la verdad es que no lo he pensado. Nora y Crémer están muy mediatizados por la época. -¿Considera que la literatura leonesa está suficientemente reconocida? -Si, creo que hay unos cuantos nombres con evidente eco nacional. -¿También en el caso de los autores teatrales? -El problema del teatro es que ha sido durante mucho tiempo la cenicienta de la literatura, sobre todo debido a los problemas de producción de las obras. -El director general del Libro, Rogelio Blanco, considera que la riqueza cultural y literaria de León tiene un gran potencial económico. -Estoy de acuerdo. Creo que en León, desde el punto de vista institucional, hay un gran desconocimiento del potencial literario que poseemos. El alcalde de Astorga, Juan José de Perandones, está realizando un gran trabajo en la restauración de la Casa de los Panero. Se trata de un gran regalo para la ciudad. -¿Cuál sería el modelo para León? -Hay un gran número de ejemplos y modelos. Estoy pensando, por ejemplo en la Casa de Max Aub, en Segorbe, que ha dignificado y ennoblecido la villa, o todo lo que Rusia ha hecho con el legado de Pushkin. La cultura produce beneficios, y no sólo espirituales. -¿Puede ser este Congreso un punto de partida? -No sé si será un punto de partida o se quedará en una enécdota. Necesitamos una sensibilidad especial. Hace poco tiempo leía en el Diario una información acerca de la paralización de las actividades culturales tradicionales leonesas. El fomento de la cultura no depende tan sólo de los lectores. Hay que poner en marcha políticas que inciten y despierten el interés.