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Dialogando con Dios

La Capilla Real de Madrid logró un merecido éxito en la Catedral con Bach

Sonsoles Espinosa, tercera por la izquierda, durante su actuación

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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Pese a la persistente lluvia  que durante todo el día se dejó sentir sobre la ciudad, la Catedral se llenó a rebosar, no sólo por ver y escuchar a la esposa del presidente del Gobierno, sino porque tanto el programa como los solistas merecían tal distinción. Muchas expectativas se habían puesto en este concierto y todas se cumplieron con creces. En primer lugar, el debut de la Capilla Real de Madrid en el Festival de Órgano, una incógnita musical precedida por abundante literatura laudatoria al respecto, que no defraudó lo más mínimo, ya que tanto solistas como coro, orquesta y directorm estuvieron a la altura. En segundo lugar, escuchar unas intervenciones solistas impecables pero demasiado limitadas para un recinto tan dimensionado, lo que perjudicó de alguna manera la escucha en los lugares menos favorecidos del templo. Pero ese es el precio que hay que pagar si queremos que el Festival esté en el lugar que le corresponde y que es su sede natural.  Y en tercer lugar, ver, escuchar y arropar a Sonsoles Espinosa en una actividad que siempre fue la suya, el canto coral, y que ahora parece que tiene mayor significado, debido a las circunstancias poco habituales en las que se desarrolla su faceta de soprano. En cuanto a la presencia de autoridades afines al gobierno, exceptuando el subsecretario y señora, el resto fue ausencia sonrojante, ya que una vez más parece que la música está reñida con casi todo lo que no conlleva protagonismo, frivolidad y diversión. Desde que se pusiera de moda en los últimos años interpretar la obra vocal de Bach con un coro en el sentido tradicional, Gershensohn ha desarrollado una hipótesis de trabajo emprendedora y cuidada, lo que ha dado como resultado una interpretación más transparente, pese a que la acústica catedralicia no ayudó demasiado a las impecables intervenciones de solistas, coro y pequeña orquesta. Utilizando instrumentos originales, además del positivo, la Capilla Real sorprendió por sus voces solistas apoyadas por un coro magnífico, en el que la afinación y el empaste fueron las bazas más sobresalientes en cada una de las tres Cantatas bachianas. Las cinco sopranos, de voces poderosas y transparencia cristalina, contrastaron con el timbre cálido y sedoso de las mezzo, especialmente de Marta Infante, cuyos solos  fueron  tal vez lo más destacado del conjunto, sin olvidar a los estupendos bajos encabezados por el leonés José Bernardo Álvarez, quien otorgó a cada una de sus seis intervenciones sutileza idiomática y una vocalidad impecable. A la misma altura los tenores, que tuvieron en Juan Sancho su mejor baza. Mención especial para los excelentes acompañamientos orquestales, con una concertino, Lina Tur Bonet, brillante y puntillosa, que resolvió con expresividad y trasparencia las diferentes entradas del tutti y el coro. La cerrada salva de aplausos, con el público puesto en pie, obligó a repetir uno de los números ofrecidos. Un concierto en el que el fundador de la Capilla Real, Gershensohn, tuvo un decisivo papel en la tarea de conjuntar voces, orquesta y solistas de forma impecable.

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