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Presentador de televisión

«Quiero tapar bocas, que se sepa que no vivo del cuento»

El hijo de la famosa directora de cine y novio de la hija de la duquesa de Alba se ha estrenado como presentador en las mañanas de la cadena Cuatro, al lado de Concha García Campoy

Gonzalo Miró es el nuevo rostro de las mañanas de Cuatro

Publicado por
Mercedes Rodríguez - madrid
León

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Gonzalo Miró está marcado desde niño por ser hijo la fallecida realizadora. Se acostumbró siendo menor de edad a la persecución de la prensa rosa. Pero este joven de 25 años ha conseguido dar la vuelta a la situación y aprovecharse de la parte beneficiosa que tiene ser protagonista del mundo del corazón - mucho más a partir de su relación con Eugenia Martínez de Irujo-, las puertas que le abre de cara a determinados trabajos (modelo, imagen de marcas). Se graduó en Madrid en Comunicación Audiovisual, cursó estudios de producción cinematográfica en Nueva York y ahora se ha estrenado como presentador televisivo en el magacín de las mañanas de Cuatro, al lado de Concha García Campoy. A la hora de abordar este trabajo, Miró señala que tiene ganas de «tapar bocas, que no piensen que estoy en la vida para vivir del cuento sino que tengo ganas de trabajar, haga lo que haga». -¿Hacia donde quiere orientarse profesionalmente? -Nunca lo he pensado, me han ido surgiendo oportunidades y las he cogido. Esas oportunidades me han llevado hasta aquí. No quiero agobiarme con el futuro. Tengo 25 años, ya me gano la vida, de momento. He hecho cosas de radio, televisión, imagen, moda. He estudiado, aprendido idiomas, viajado. Piso el terreno en que me encuentro ahora, que es el programa de Cuatro, y ya miraré qué quiero hacer después. -¿Cómo ha afectado a su vida ser el hijo de Pilar Miró? -Me ha ayudado bastante, me dio mucho, me dejó rodeado de amigos que han tratado muy bien. Y me ha abierto muchas puertas. Ser hijo de Pilar Miró no puede ser malo, lo mires por donde lo mires. -¿Cuál es la mejor herencia que le dejó su madre? -La educación y el respeto por los demás. Mi madre me inculcó unos valores y le estaré agradecido toda mi vida. -¿Cómo ve la sociedad de hoy? -Muy peligrosa. Vivimos de las desgracias de los demás. La envidia es el deporte nacional, nunca nos alegramos del bien ajeno... Peligroso. Pero siempre te encuentras con gente que merece la pena para recorrer contigo la vida. -¿Cómo se inició la explosión de su personaje en la prensa rosa? -Por el mundo en el que se desenvuelve la prensa rosa, en general. Cuando falleció mi madre ya me hicieron alguna foto con una supuesta novia mía en el patio del colegio. No me pilla de sorpresa. El mundo del corazón ha caído en un terreno que no tiene límites. Cuando me sacaron por primera vez con una chica yo era menor edad y fue a partir del fallecimiento de mi madre cuando empezaron a fijarse más en mí. He ido saliendo en la prensa rosa con todas las novias y ahora (Eugenia Martínez de Irujo) ella tiene un matiz más popular. -¿Y le beneficia esa situación o le perjudica? -Estoy acostumbrado a ver fotógrafos desde cuando me querían retratar con mi madre en el aeropuerto con cinco años. La persecución de ahora es más radical, pero es que también los tiempos son más radicales. La prensa rosa me perjudica en algunas cosas y ayuda en otras. Yo intento aguantar lo peor y beneficiarme de la parte favorable. ¿En que me ayuda? Económicamente... A la hora de introducirte en la moda o ser imagen de una marca. Se te abren muchas puertas, aunque también se te cierran otras, porque hay personas que no te toman en serio. No eres respetable para todo el mundo. -¿Y en medio de todo ese barullo del mundo rosa se ha sentido solo? -No. Tengo la suerte de tener buenos amigos e intento no salir de mi mundo, me encierro más en él porque me siento más protegido. -¿Le gustaría hacer cine? -En el futuro, si me viera preparado, lo haría. Es una de mis pasiones. He hecho mis pinitos ya en dos cortos. No lo descarto, pero ahora no me siento preparado. No sé si algún día tendré algo que contar. Recuerdo que Martin Hache me marcó mucho en su día. Tal vez por la soledad y la época en que la vi. Woody Allen me encanta y también M. Night Shyamalan. -¿Su buen palmito le abre puertas? -Supongo que sí. Evidentemente.

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