Versos pintados en la galería Ármaga

Algunos de los más señalados poetas leoneses -Victoriano Crémer, Moisés Gaspar Gómez, Adolfo Ares o Juan Carlos Mestre- arroparon a la poetisa y pintora chilena Alexandra Domínguez en la inauguración de su exposición en la galería de arte Ármaga. Claro que la presencia de Mestre era inevitable, porque Alexandra es la esposa del singular artista berciano. Los grabados y pinturas de Domínguez están plagados de referencias a los artistas de la primera mitad del siglo pasado, pero pasados por el tamiz de la poesía. En su vertiente poética, Alexandra recuerda así la tierra que la viera nacer: «Yo vivía -dice- en la ciudad de los lagartos venenosos, como gusta de llamar a mi ciudad, Concepción del Nuevo Extremo, el poeta Gonzalo Rojas. Algo extremo debe haber venido sucediendo allí desde hace mucho tiempo para que el poeta de La miseria del Hombre se refiera de ese modo a una ciudad en la que no hay lagartos. Veneno sí, ríos de veneno, lagos de veneno, océanos de veneno. Colibríes también, los colibríes liban en mi ciudad el dulce veneno y luego mueren bajo las buganvillas. Un colibrí muerto bajo las buganvillas se parece, eso sí, a un lagarto venenoso. Todo el mundo sabe que el color verde es venenoso. No digo más». Sus obras pictóricas también se muestran impregnadas de poesía, tanto los grabados, que están basados en una figuración sumamente lírica, como sus cuadros, que se adentran con rotundidad en la abstracción. Pero en ambos casos la literatura, la poesía, es el nexo de unión, el hilo conductor, la línea que marca su camino. Explica Domínguez: «Empecé a trabajar esta serie de pinturas hace un año y medio, después de hacer una exposición individual en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile. Surgió tras la lectura de La Metamorfosis de Kafka. La había leído por primera vez a los dieciséis o diecisiete años y luego por puro azar volví a leerla y despertó en mí una nueva conciencia. Entiendo yo que la pintura es de alguna manera una excavación de lo más profundo del ser. Fue a raíz de esta lectura cuando empezaron a surgir los paisajes inventados de la exposición. Pero mis obras no solamente encuentran la inspiración de Kafka, también hay reminiscencias de la poesía de Crémer, Gamoneda, Pereira¿ todos los que han contribuido a mi formación». Para ella no hay ninguna diferencia entre la creación pictórica y la poética. «Todo mi mundo es poético y tiene el mismo nivel de conciencia, la técnica es diferente pero el alma es la misma». Horario: de lunes a viernes, de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00. Calle Alfonso V, 6.