La soprano neozelandesa, considerada «la voz más hermosa», actuará con el pianista Reynolds
Kiri Te Kanawa afirma que el Auditorio de León tiene una acústica privilegiada
Hoy ofrecerá un programa con obras de Strauss, Mozart, Wolf, Poulenc, Puccini y Guastavino La voz c
Sinceridad, temple y claridad son las tres palabras que mejor definen la poderosa personalidad que posee Kiri Te Kanawa, artista de culto entre los amantes de la lírica y reina absoluta de la filmo-discografía de los últimos treinta años. Esta noche, a las 20.30 horas, el Auditorio Ciudad de León se viste de gala para recibir a la elegante soprano neozelandesa en uno de los recitales más emblemáticos de su extensa y triunfal carrera. Mozart, Strauss, Puccini, Wolf y Poulenc conforman el quinteto de autores a los que la exquisita cantante dará vida con su inconfundible voz. Ayer se paseó por el escenario del Auditorio y probó su sonoridad. Después de ensayar algunas de las arias y canciones que esta noche cantará, la que está considerada la mejor intérprete de Strauss hizo comentarios elogiosos sobre la acústica de la sala sinfónica del Auditorio, algo que ha sido, desde la inauguración del mismo, su cualidad más alabada. Todo aquel que la ha oído cantar jamás puede olvidar el hermoso y sensual timbre de una voz hecha para enamorar. Mujer de singular belleza que sabe buscar la amarga realidad de la vida sobre los escenarios para encarnar con fibras de amor y poética ternura a sufridas heroínas como Arabella, Vanesa, Mimi, La Condesa, Butterfly, Fiordigili, sus mujeres están hechas de amor y fuego y las ha sabido pasear con empaque y desgaire por los principales escenarios del mundo con esa expresividad y adecuación estilística que la convirtieron en la soprano más cotizada de finales del pasado y lo que llevamos del presente siglo. Su rango de mujer cantante de poderoso registro y depurada técnica le ha llevado a cosechar algunos de los más grandes éxitos en los escenarios más importantes del mundo y cada actuación suya es un elocuente testimonio de esplendor y un acto de madurez artística y humana excepcionales. El reino de la emoción Millones de personas en los cinco continentes que nada saben ni les preocupa el arte de la lírica, conocen a Kiri Te Kanawa, porque ella representa la quintaesencia de lo que significa la ciencia y la mística del canto y personifica a una intérprete que, sin histrionismos ni acrobacias canoras, ha dado a la lírica, a través de las señas de identidad y referencias existenciales de una mujer singular, toda la inimitable elegancia que sólo una artista como ella puede otorgarle. Fue como las grandes, mejor que nadie y acabó siendo como ninguna. Adecuación estilística, técnica y sensibilidad expresiva, sentido de la exposición y comprensión del mensaje canoro, son los rasgos principales que definen a esta soprano excepcional cuyo sentido de la teatralidad y de la emoción emanan directamente del corazón. Canto milagrosamente cincelado, musicalidad y color extraído de una extensa paleta, técnica al servicio del arte y calor en cada frase, en cada acento, en cada palabra, y recrear de forma única esos caracteres femeninos moradores de pequeños universos posiblemente irrepetibles. Sentimentalidad elegante, dicción nítida, seguridad en la emisión, primacía del legato y culto al piano y a la media voz, para conseguir ese instrumento privilegiado, flexible y aterciopelado, capaz de ir de un grave sin apoyos a un agudo cristalino.