Kiri: el arte de emocionar
La soprano ofreció en León un concierto memorable en un Auditorio lleno y ante un público que supo agradecer con continuos aplausos la gran voz de una de las últimas divas
De acontecimiento cultural y social fue la actuación anoche en el Auditorio de León de la exquisita Kiri Te Kanawa, que puso en pie al respetable ante las excelencias de su voz de cristal. Con el cartel de no hay entradas colgado hace semanas en las taquillas, y la expectación de ver a la que es sin duda la soprano más carismática del último tercio del siglo, los aficionados leoneses y los venidos de diferentes puntos de la geografía española, asistieron anoche a un inolvidable recital de una soprano que si se caracteriza por algo es por su profesionalidad y sus contadas intervenciones ante el público, lo que hace que cada vez que aparece en un escenario sea un acontecimiento inusual como el que ayer presenciamos en León. Su carrera esta centrada especialmente en los teatros anglosajones y sus actuaciones fuera de esos circuitos son prácticamente inexistentes, mientras que sus cachés son los más altos de la lírica. En España Kiri se ha prodigado muy poco pero cada vez que sale a un escenario cautiva por el tremendo poder de seducción de su voz de cristal. A León llegó el pasado domingo y tras conocer el Auditorio del que hizo elogios por su formidable acústica, Kiri se dedicó a recorrer la ciudad y visitar algunos de los monumentos más significativos del casco antiguo. «Es una ciudad muy hermosa, con mucho encanto» dijo, y señaló que había disfrutado enormemente con el recital de anoche porque el público había sido fantástico. La misma de siempre Acompañada con mimo al piano por su habitual repertorista, Julián Reynolds, Kiri demostró ayer que a pesar de que su voz presenta el natural desgaste del tiempo con leves tiranteces en la zona alta, sin embargo el resto permanece intacto incluso con más cuerpo y ese bouquet tan personal que emociona cuando se la oye. Anoche la soprano neozelandesa deslumbró con su Mozart, emocionó con su Strauss y sedujo con Puccini, pero sobre todo demostró que indiscutiblemente es la gran dama del canto, «La Condesa» como la llaman sus colegas de profesión. Canto puro el de Kiri, de lírica piena, diva absoluta de una estirpe en extinción y artista irrepetible que cautiva por el color impecable de su voz de terciopelo, perlina y trasparente. Auténtica lección de adecuación estilística, técnica y sensibilidad expresiva, puestos al servicio de un sentido de la exposición y de la comprensión del mensaje canoro insuperables. ¡Grande entres las grandes!