Diario de León

Santos: «La Vía de la Plata trajo a La Maragatería la popular orfebrería»

José Manuel Santos, en su taller de la calle Ovalle en Astorga

José Manuel Santos, en su taller de la calle Ovalle en Astorga

León

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José Manuel Santos, platero, orfebre y joyero, atesora una experiencia de casi treinta años como restaurador de piezas sacras en su taller de la calle Ovalle de Astorga y también como fiel continuador de los viejos orfebres maragatos que realizaban pendientes, arracadas y collaradas y cuya tradición entronca con las viejas civilizaciones, desde Fenicia y Roma hasta el arte morisco traído a través de la Vía de la Plata o Pallata (que alude a lo llano o plano del terreno y no al metal precioso) . El platero desvela hoy en una conferencia los secretos de la orfebrería de la plata popular y religiosa dentro del ciclo de conferencias Descubre tu patrimonio, que organiza la Fundación Hullera Vasco Leonesa en el Instituto Leonés de Cultura. Una colección de 62 diapositivas ilustrarán sus palabras. Empezó a los 16 años como aprendiz en los talleres de Joaquín Rovina para pasar luego a La hora fija. Tras abrir su taller en Astorga empezó su labor restauradora gracias al empeño de un cura que quiso recuperar el cáliz de San Bartolomé. Desde entonces, ha rehabilitado unas setenta cruces, medio centenar de coronas, treinta custodias y más de cien cálices, joyas de la orfebrería sacra, especialmente de la Diócesis de Astorga, de las que ha aprendido que es necesario «no falsear, ser lo más fiel posible al artista y no añadir cosas nuevas». Empezó de cero y ahora conoce los secretos de los principales plateros de la zona. En la cruz de Molinaferrera, del siglo XVI, siguió el rastro de Sebastián de Encalada, como también de Francisco Soto en otras piezas y de Martín de Arrandolaza, vallisoletano, autor de la cruz de Toreno. El relicario de las Sagradas Formas de San Miguel de las Dueñas es una de sus favoritas con sus cinco hostias en la cruz y en la macolla. Pero allí donde no había oportunidad de restaurar, como en la robada macolla de la cruz de Santiagomillas, ha puesto su propia huella. Entre las reproducciones destacan el cáliz y la patena de Peñalba, el cáliz de los hermanos Velado y la Lámpara de Sancti Spiritu. «He tenido que estudiar mucho arte y muchas técnicas antiguas, leer libros y dibujar mucho porque soy totalmente autodidacta», subraya. Dentro de la orfebrería popular una de sus especialidades son las collaradas, collares compuestos de numerosas y variadas piezas como castilletes o alconciles, bolas o bollagras, medallas, patenas, jardines, vidrieras, cristo preñao, piedra de Roma, cristos de espiguete y corales, azabaches a modo de amuletos protectores como las higas y piedras de leche. «Cada vez que había una fiesta se añadía una pieza más. Ahora las solicitan particulares que se visten de maragatos», señala. Las arracadas (rueda de carro), pendientes redondos y planos con una piedra en medio, son todo un homenaje a la arriería y junto a los bincos, los más antiguos, constituyen el vínculo de unión de La Maragatería con las más antiguas civilizaciones a través de sus vías de comunicación. «La Vía de la Plata, trajo a La Maragatería, a través de sus arrieros, esta tradición de la orfebrería popular», subraya. Hora: 20.00 Lugar: Sala Región del ILC (Santa Nonia,3)

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