Diario de León

El Emperador pone fin a 55 años de teatro y cine sin que el Ayuntamiento lo impida

El propietario acusa al alcalde de engañar a los ciudadanos y dice que le puso la venta «en bandeja»

NORBERTO

NORBERTO

León

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Llegó la hora. El Emperador pone fin esta noche a 55 años de cine y teatro; también, a una época. Es el último teatro de la ciudad y una sala de cine que marcó historia. Aunque el alcalde anunció la semana pasada un principio de acuerdo para adquirir el Emperador y que se reuniría hoy con el propietario, Juan Ramón Gómez Fabra, lo cierto es que el encuentro no figura en la agenda de Mario Amilivia ni el empresario ha sido convocado. Gómez Fabra acusa al alcalde de «mentir a la ciudadanía». El dueño del Emperador asegura que en cinco años el Ayuntamiento no ha tenido un interés real por comprar el teatro. Amilivia aseguró que estaba dispuesto a pagar por el edificio la cuantía media resultante de cuatro tasaciones, que debían realizar la empresa independiente Tilsa, el Colegio de Arquitectos, los técnicos del Ayuntamiento y la que presentase la propia Elde. Gómez Fabra subrayó ayer que sólo existe la valoración que él presentó; «las demás nunca se encargaron. Que no engañen a los ciudadanos, no hay dinero ni hechos», dijo ayer el empresario. Gómez Fabra lamentó verse obligado, por razones económicas, a despedir a los empleados y cerrar un teatro emblemático. Acusó al actual equipo de gobierno municipal de «falta de voluntad política» para haber encontrado una salida. «Se lo he puesto en bandeja. Le propuse al Ayuntamiento que lo arrendara por veinte años con opción de compra, que es como decir que tenía veinte años para ir pagándolo». Un grupo de cinéfilos leoneses estaba dispuesto a alquilar el teatro y a buscar a socios capitalistas que impidieran el cierre del Emperador, pero Gómez Fabra considera que un teatro de estas características y en una ciudad pequeña es insostenible en manos privadas. La aparición de multisalas modernas, más cómodas y mejor equipadas tecnológicamente, eclipsaron al que fue el mejor cine de la capital durante décadas. Además, el Auditorio absorbió la programación teatral, de forma que el Emperador pasó de acoger 200 representaciones a sólo 35. Fabra considera que el Emperador es «un teatro de todos. Todo el mundo ha podido hacer, a precios asequibles, desde desfiles de moda a galas, teatro, ópera, mítines...». A las 21.30, antes de que se proyecte el último filme, Cinema Paradiso, Fabra se despedirá de los espectadores...

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