«La victoria demócrata en EE.UU. me ha rejuvenecido cinco años»

Aunque la falta de previsión de los organizadores convirtió la emblemática y acogedora Biblioteca Azcárate en una suerte de checa, ante la avalancha de público que acudió a escuchar la conferencia del hispanista Ian Gibson sobre su último libro Ligero de equipaje y la España de Antonio Machado con la II República como telón de fondo, lo cierto es que tanto los espectadores que la siguieron desde dentro de la sala como los que quedaron fuera, y la tuvieron que escuchar por los altavoces colocados en el exterior, la conferencia del prestigioso hispanista no tuvo desperdicio. Aunque hemos escuchado en otros foros al brillante profesor irlandés sin tener los papeles delante, algo que convirtió la charla en una especia de lección magistral para alumnos aventajados y en un sufrimiento para los oyentes, debido a la mala megafonía y los ruidos de la calle, que hacían a veces inaudible el discurso, la intervención del hispanista fue muy aplaudida y sobre todo comentada en el coloquio final, que hizo revivir los alicaídos ánimos de la escucha. Entre los asistentes el padre del presidente del gobierno, Juan Lozano quien tuvo al concluir una distendida charla con Gibson sobre la noticia del triunfo de los demócratas en las elecciones estadounidenses, algo que congratuló de manera especial al conferenciante, quien se expresó diciendo que había rejuvenecido cinco años cuando lo leyó los periódicos, y felicitó a Juan Lozano «por el temple que ha demostrado su hijo ante una derecha tan reaccionaria e intransigente. Creo que eso lo ha heredado de usted, y por eso le felicito», fueron las palabras de Gibson al padre de Zapatero mientras le firmaba el libro sobre Machado. La esposa de Luis Sáez de la Calzada, amigo personal de Lorca y del hispanista, felicitó a éste por su clarividente discurso y dejó paso a las preguntas de los presentes, que tuvieron como tema la vida íntima de Machado, sus amores y sus desamores, así como las misteriosas desapariciones de aquellas cartas a Guiomar y la postura de su hermano Manuel al estallar el levantamiento y defender a Franco con versos dedicados a enardecer el espíritu de la dictadura. Gibson, fiel a su costumbre de hablar claro y sin pelos en la lengua, reclamó benevolencia a la derecha para evitar «la crispación sin sentido que se está produciendo. La derecha está soliviantando los ánimos y esto nunca es bueno». Subrayó los «tremendos errores» de Aznar, del que dijo que «continúa caldeando los ambientes reaccionarios, cuando debería permancer más callado que nunca porque la historia le está quitando la razón».