Promonumenta exige acabar con el vandalismo en el Conde Luna

Los responsables de la UTE (Unión Temporal de Empresas) adjudicataria de la obra de rehabilitación del palacio del Conde Luna han manifestado que el contrato con el Ayuntamiento para la puesta en marcha de los trabajos se firmará en un plazo no superior a los diez días. No obstante, y a pesar de que consideran que la restauración podría estar lista para finales del 2007, explican que a partir de ahora comienzan los peores meses del año para realizar obras a causa de la lluvia y de las heladas. En cualquier caso, los trabajos no comenzarán hasta pasado el mes de diciembre. Cabe destacar el hecho de que los 4,5 millones de euros que se destinarán a la rehabilitación del palacio no incluyen la restauración de los inmuebles anejos al edificio, que pertenecen a la Fundación Carballo y que albergan uno de los patios renacentistas y altomedievales más importantes de la provincia. Los expertos que lo conocen aseguran que se trata de un claustro que se asemeja en estilo al de los Guzmanes. Por otro lado, el presidente de la asociación Promonumenta, Agustín Suárez, exigió ayer en la tertulia vespertina de Radio León que se pongan los mecanismos necesarios para impedir el paso de los vándalos al palacio en las noches de los fines de semana. «Se está permitiendo que entre gente y cualquier día harán una barbaridad de la que nos arrepentiremos», manifestó. Además, Suárez recordó que, de continuar la dejadez actual, el edificio podría desplomarse por la liviandad de las estructuras. Por su parte, la historiadora Margarita Torres, autora de uno de los estudios históricos existentes acerca del palacio, recordó que la importancia del inmueble es capital. La novelista explicó que el Conde Luna fue la primera sede de la monarquía leonesa en el siglo X y precisó que, además, en su interior se conservan artesonados que pueden ser comparados a los que se conservan de la Corte de los reyes Juan II y Enrique III. En el estudio realizado por el arqueólogo municipal, Victorino García Marcos, se subraya que la importancia de los trabajos de rehabilitación radica en el hecho de que se trata del último gran palacio que queda en León con un estado próximo al que debió tener en su origen -el de los Guzmanes está muy modificado y sus espacios distan mucho de ser los originales, mientras que el de los Trastámara es poco menos que un recuerdo-. Asimismo, García Marcos apunta, en el estudio realizado junto a Fernando Miguel, que desde el punto de vista artístico, tanto la torre renacentista como el cuerpo gótico resultan de gran valor. En este último caso, merece destacarse que dispone de dos plantas y una fachada monumental. Se ordena en dos niveles. En el inferior se abre una puerta adintelada cobijada por un arco apuntado. El tímpano conserva tres escudos pertenecientes a las familias promotoras de la obra: Los Quiñones y los Bazán. El piso superior se ilumina con una arquería de triple vano con arquillos de medio punto que se apoyan en columnas con capiteles vegetales.