La catedrática Etelvina Fernández analizó el «papel político» de los trajes que vestían los reyes
La palabra «mozárabe» simplifica un mundo muy complejo, dicen los expertos La banda de acordeones Zero Sette actúa esta tarde en La Venatoria Resumen de las ponencias
Matías Pedruelo dio a conocer ayer las conclusiones del simposio sobre el legado andalusí
El simposio internacional sobre el legado andalusí en los reinos de León y Castilla durante la Edad Media resolvió ayer que el epígrafe «arte mozárabe» no explica la complejidad de los procesos culturales y sociales que cimentaron el arte que se promovió en estas tierras en torno al año 1000. Así lo aseguró ayer en León el vicepresidente de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, Matías Pedruelo, quien leyó las conclusiones del simposio durante el acto de clausura de este acontecimiento internacional, al que han asistido más de doscientas personas. En total fueron trece especialistas de primer orden los que intervinieron en las jornadas, donde principalmente se sometió a revisión los términos mudéjar y mozárabe. Múltiples factores Los expertos consideraron en sus conclusiones que fenómenos como «la instalación de la corte asturiana en León, el poblamiento de los territorios del Duero con gentes provenientes del Norte y el Sur de la Península, y la presencia de las tradiciones hispanovisigodas y locales justificaron una monumentalidad tan excepcional que no puede ser definida tan sólo por la adjetivación mozárabe». Asimismo, concluyeron que la adopción de las artes andalusíes al acervo cultural de León y de Castilla permitió a los monarcas cristianos reflejar, en los palacios reales, una imagen de Estado distinta a la de las naciones europeas. También consideraron que fue «la inspiración andalusí la que mueve a reyes, nobles y obispos a vestirse con telas suntuosas para componer su imagen de poder y representar minorías étnicas con figuras e imágenes discriminatorias en el marco de los códices ilustrados medievales». El análisis de las pinturas, recientemente restauradas por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, de Santiago de Peñalba y San Salvador de Palat del Rey, ha hecho posible comprender y contextualizar adecuadamente otros vestigios pictóricos datados en el reino de León del siglo X. En el simposio participó, entre otros, la catedrática de Historia del Arte de la Universidad de León Etelvina Fernández, quien analizó la singularidad de los trajes suntuosos vestidos por los monarcas cristianos del siglo XIII. Etelvina Fernández afirmó en su intervención que estas prendas constituían «auténticos recursos de propaganda política porque, más allá de su función decorativa, resaltaban la figura del rey, su prestigio y el poder de su reino frente a otros reinos cristianos y frente la los musulmanes». En la última sesión del simposio internacional de la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, el profesor de la Universidad de Tübingen (Alemania) Peter K. Klein interpretó y distinguió la imagen que de judíos y musulmanes ofrecen las Cantigas de Alfonso X El Sabio (1252-1284). Para Klein, la imagen de los judíos ofrece algunos aspectos positivos, fundados en que los cristianos discrepaban de sus creencias pero necesitaban sus servicios en los terrenos administrativo, comercial, médico y cultural. En cambio, la imagen de los musulmanes aparece siempre en clave negativa, dado que eran el principal enemigo político y militar de los cristianos. Finalmente, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza Gonzalo M. Borrás concluyó que en la España medieval coexisten el arte románico y gótico, de raíz cristiana y europea, y el arte mudéjar, de tradición islámica, que pervive bajo dominio político cristiano y se extiende y desarrolla impulsado por el gusto de los clientes y la contratación de maestros de obra moros. Para Gonzalo M. Borrás, el mestizaje de ambas corrientes favorece la aparición de un sistema artístico completo, que resuelve todas las necesidades y cuya esencia es la decoración. El simposio internacional clausurado ayer ha servido para aclarar múltiples aspectos relacionados con la singular riqueza que generó la huella artística dejada por los musulmanes durante los ocho siglos que permanecieron en España.