| Entrevista | César Gavela |
«Le pediría a Zapatero que legalice la eutanasia y despenalice las drogas» Almodóvar defiende el cine español en el festival europeo
El escritor berciano afincado en Valencia recibía el premio de narrativa Blasco Ibáñez el mismo día que su admirado Antonio Gamoneda conseguía el Cervantes
Escritor, columnista de Diario de León y asesor jurídico de la Generalitat Valenciana, César Gavela habla con franqueza sobre la vida y la literatura. Recibió el premio Blasco Ibáñez de narrativa el mismo día que su admirado Gamoneda obtenía el Cervantes. -Ganó el premio Blasco Ibáñez el día que Gamoneda recibía el Reina Sofía y le daban el Cervantes... -Sí, es una coincidencia graciosa. El de Gamoneda es el premio más importante del idioma castellano. Me alegró muchísimo, como leonés y como lector de su obra, que es fantástica, de una gran belleza y profundidad y de una búsqueda y sinceridad que me sobrecoge. Cada poema suyo es una revolución. Es una poesía cercana, aunque está muy elaborada. Hay un hombre que creyó en sí mismo e hizo lo que tenía que hacer, sin importarle nada más. Fue fiel a sí mismo. Comparto, humildemente, todos sus sentimientos. Hay grandes poetas, como Alberti, de los que no me siento cercano. Gamoneda me entra directo al corazón. Me interesa lo que dice y me siento reflejado. A mí también me «Arden las pérdidas» desde hace tiempo. -Días atrás Raúl Guerra Garrido conseguía el Nacional de las Letras. ¿Es el momento de los escritores leoneses? -Sí. Guerra Garrido es un caso distinto a Gamoneda. Tiene una obra extensa y, aunque ha tenido premios importantes y muchos lectores, le faltaba un gran premio. El de las Nacional de las Letras es el «pequeño Cervantes», porque con el mismo planteamiento, se limita a los escritores nacionales. Guerra Garrido es un hombre interesado por muchas cosas. Se la juega con temas por los que otros pasan de puntillas. Es un hombre muy valiente. -¿De qué va su libro «De Ricardo Muñoz Suay» con el que ha ganado el premio Blasco Ibáñez de narrativa? -Es un libro sobre una persona, pero no es una biografía ni un ensayo, sino un libro de ficción. Convierto a una persona a la que conocí y quise en un personaje legendario. Es un libro de amigo. Suay era un hombre con una vida intensa. Era un valenciano de la burguesía blasquista, que fue jefe de las juventudes comunistas. Tras la guerra le condenan a muerte y se esconde en una alacena durante cinco años. Es el gran tótem del PC en las artes. Amigo de Semprún, que se dedica a captar a todos los intelectuales. En el 62 rompió con Carrillo. Trajo a Buñuel para rodar Viridiana y estuvo detrás del rodaje de Bienvenido mister Marshall, de Berlanga. En el 85 el PSOE de Valencia lo repesca y le encomienda la Filmoteca. Hice con él una gran amistad. Murió en el 97 y se me ocurrió hacer un libro sobre mi memoria de Ricardo. Un libro en el que tan importante como Suay es la ciudad de Valencia de los años 20 y 30. -¿Cómo se ve León desde Valencia? -Está muy de moda, con Zapatero, con Gamoneda... Hay gente que cree que soy castellano y yo eso lo matizo mucho. No me gusta, con todos los respetos. Hay un poco de confusión. También hay mucha gente de Valencia a la que les atrae el Noroeste. Todos conocen o quieren conocer León, Las Médulas, El Bierzo y Astorga. -De leonés a leonés, ¿qué le diría a Zapatero? -Ha hecho muchas cosas muy buenas -yo creo que la mayoría-, sobre todo en derechos civiles. Quizá en el tema territorial ha sido demasiado condescendiente. Pero le veo muy abierto y deseoso de cambiar las cosas. Le pediría, porque si no no lo hará nadie, que legalice la eutanasia y también que despenalice las drogas, para acabar con el tráfico y la delincuencia. -¿Defiende un referéndum para que los leoneses puedan manifestarse sobre el recién aprobado estatuto? -Creo que es mejor que León esté con Castilla, sobre todo porque no veo ese sentimiento de separación en Zamora y Salamanca. Pero a León se le escamoteó el derecho a manifestarse. Estoy a favor de ese referéndum, sería muy deseable y clarificador. Que hable el pueblo. -¿Cuándo escribe? -Los fines de semana; pero madrugo mucho. Cada dos o tres días me levanto a las cinco de la mañana. -¿Dónde encuentra la inspiración? -Lo que existe es la pasión. Cuando hay pasión, todo es fácil de escribir. El libro de Ricardo lo escribí bajo una enorme pasión; luego, lo enfrié. La inspiración viene con la pasión. Concibo la literatura como un placer. Si no hago algo que me gusta, lo dejo. En eso, me encuentro muy cercano a los poetas. -¿Se puede hablar de una literatura leonesa? -Posiblemente, sí. También, de una valenciana. Gabriel Miró, Azorín, Miguel Hernández o Gil-Albert... Sorolla no podría haber creado esa luz siendo del País Vasco. Cada región impregna. En los leoneses hay una tendencia hacia lo legendario. El epicentro de esta literatura leonesa es Celama Esa es la esencia de la narrativa del Noroeste. Es una literatura de pérdida, como la de Gamoneda o Colinas. Una literatura que quiere llegar a todas partes, que es universal. -En el 2010 se cumplen 1.100 años del Reino de León, ¿propone alguna idea para celebrarlo? -Debe ser celebrado con muchísima trascendencia. Fue el reino fundador de España y también donde tuvieron lugar las primeras cortes democráticas españolas. Esa fecha debe ser realzada y que el resto del país lo conozca. León debe decir quién es al resto de España. León es el padre de Castilla y también de Portugal, de Extremadura y de Galicia. La gente no lo sabe y a León le perjudica. A esos actos conmemorativos tendrían que sumarse también Zamora y Salamanca. León es el origen de toda la España cristiana, como está demostrado. Pedro Almodóvar vuelve a defender nuestro cine en Europa y lo hace con la que es la película española del año, Volver, comedia dramática que parte como favorita a los premios de cine europeo 2006. En la que es la XIX edición de estos galardones impulsados por la Academia de Cine Europeo (EFA), que se celebra hoy en Varsovia, la gran y única opción española es la célebre Volver, que compite por seis galardones, el mismo número al que aspira su principal rival: la producción alemana Las vidas de los otros. El cineasta manchego ha conseguido el reconocimiento del Viejo Continente en ocho ocasiones porque se llevó cinco trofeos con Hable con ella y tres con Todo sobre mi madre , películas con las que después logró el Oscar. Almodóvar tiene todas las papeletas para volverse a colocar el cetro de rey del cine continental. Además, en esta ocasión tiene como aliada a Penélope Cruz, que lucha por ser la mejor actriz europea, título al que también aspira Sarah Polley por el filme dirigido por Isabel Coixet La vida secreta de las palabras. Muchos ven en estos trofeos un paso que acerca más a la pareja Almodóvar-Cruz al Oscar porque los dos han triunfado en Cannes, Toronto y en el Festival de Hollywood. Ahora, nuestro director más internacional parte como claro favorito para llevarse los trofeos, pero hasta esta noche no se confirmará si la ahora esperanza se convertirá en una realidad. Loach y Winterbottom Volver, que también está en todas las quinielas para sacar plaza entre las cinco cintas que competirán por el Oscar a la mejor película en lengua extranjera, es candidata a mejor película, director, actriz (Penélope Cruz), director de fotografía (José Luis Alcaine), guión y compositor (Alberto Iglesias). Con el mismo número de posibilidades, seis, figura Las vidas de los otros , ópera prima de Florian Henckel Von Donneersmarck que retrata el miedo que tenían los habitantes de la RDA a ser espiados y condenados por los agentes del Gobierno comunista. La tercera cinta mejor posicionada tiene cinco opciones y es El viento que agita la cebada, historia sobre la lucha por la independencia de Irlanda con la que Ken Loach consiguió la Palma de Oro, galardón por el que también peleaba Almodóvar. En la carrera por el trofeo al mejor director continental Almodóvar, Loach y Henckel Von Donneesmarck se medirán con Winterbottom, Susanne Bier y Emanuele Crialese.