Su situación sobre un área coluvial y arcillosa y la ausencia de canalización del agua, entre los problemas
La estabilidad de Escalada requiere una modificación seria del terreno
Puede decirse de Artemio Martínez Tejada que es la persona que más y mejor conoce San Miguel de Escalada. Autor de la única tesis realizada acerca del monasterio, tesis que se publicó el año pasado con el título El templo del Monasterium de San Miguel de Escalada: arquitectura de fusión en el reino de León (siglos X-XI), Martínez Tejera asegura que el hundimiento del suelo del ábside era previsible. Este historiador explica que es imperativa la puesta en marcha y la ejecución de un proyecto que englobe un proyecto arqueológico de investigación y una rehabilitación seria del monasterio con el fin de que no vuelva a ocurrir el siniestro del pasado miércoles. Critica además la restauración realizada por Geofisa (la última desde el siglo XIX) y recuerda que en la reforma que se realizó entre 1829 y 1833 ya se levantó un paredón semejante al que se construyó hace dos años con el fin de intentar evitar las filtraciones de agua. «No funcionó, sino que fue un error, con lo que es difícil comprender por qué han caído en el mismo error», destaca. Asimismo, Artemio Martínez Tejera subraya el hecho de que las canalizaciones de agua realizadas por Menéndez Pidal en los años cuarenta -que tenían el objetivo de desaguar el agua para que ésta no se filtrara al monasterio- se destruyeron en las últimas obras con el consiguiente daño para el templo. «El problema fundamental de hoy en día es que no existe una documentación seria», explica el historiador, que recuerda la gran importancia que tiene estudiar, no sólo los proyectos realizados anteriormente, sino los libros de fábrica del monasterio, en los que los monjes apuntaban todos los detalles de la vida monacal y las obras que se realizaban, con lo que revelan datos que pueden resultar vitales de cara a nuevas restauraciones. Rehabilitaciones San Miguel de Escalada ha sufrido desde el siglo XIX hasta nuestros días no menos de doce rehabilitaciones. Algunas de ellas, como la de Demetrio de los Ríos, Menéndez Pidal, Ricardo Aroca y Rodríguez de Cueto han sido muy minuciosas y han beneficiado la estabilidad del templo. Sin embargo, no ocurre lo mismo con la última. Martínez Tejera recuerda que ya en 1870 el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco sugirió que el monasterio se asentaba sobre una tierra coluvial -formada por acumulaciones laterales de sedimentos en un valle- arcillosa que provoca que las corrientes de agua deslicen el terreno. De ahí la necesidad de llevar a cabo una investigación topográfica minuciosa, que dé las claves para elaborar un proyecto riguroso. No obstante, el experto destaca que el monasterio no se encuentra en un lugar ideal para su conservación. A su situación coluvial y al terreno arcilloso en el que se asienta, hay que unir el hecho de que una parte del templo se construyó sobre roca y otra parte sobre arcilla. Esta conjunción hace que la tierra se mueva y desplace los muros, con lo que no sería extraño que las paredes pudieran derrumbarse. En este sentido, cabe destacar que el muro y el ábside sur se encontraban peligrosamente desplazados cuando se acometió la restauración de Demetrio de los Ríos. A todo esto hay que unir que San Miguel es un terreno caracterizado por las corrientes subterráneas, lo que agrava el problema. Arqueología de investigación Martínez Tejera recuerda además que el ábside sur siempre ha estado especialmente castigado, ya que el peso de la torre -cuya tercera altura se eliminó- forzaba de manera peligrosa el espacio de las bóvedas. Por otro lado, Artemio Martínez Tejera explica que, hasta el momento, no se ha realizado arqueología de investigación seria en San Miguel de Escalada, lo que supone que se desconoce cuál era la disposición de las estancias adyacentes al templo. «El problema es que los monjes no solían observar la misma regla, sino que dependía de su guía espiritual y era en torno a ella como organizaban su «casa», con lo que la articulación responde a distintos patronos; En el caso de que se descubrieran las celdas de los monjes sería un caso único en España», asegura. Por último, el investigador certifica que si Escalada ha llegado hasta nosotros ha sido gracias a la Junta vecinal del pueblo, que desde 1900 hasta los años cuarenta fue la única que se encargó del mantenimiento y las obras de rehabilitación que evitaran la desaparición del templo.