OPINIÓN
El sacrificio de las gárgolas
HA SIDO necesario sacrificar dos gárgolas del siglo XIII para llamar la atención del presidente Herrera, que ayer, en las Cortes, ponía a disposición de la Catedral el dinero que haga falta para los arreglos imprescindibles que necesita el templo. Algo parecido sucede con San Miguel de Escalada, un monasterio mozárabe único en España, que se hunde sin que haya responsables. A este paso, las futuras generaciones van a recibir en herencia un patrimonio «todo roto y por los suelos», que diría Gila. Seguro que jamás sabremos por qué se han caído las gárgolas y, mucho menos, a quién cabe culpar de tal negligencia. Y la inevitable pregunta: ¿Si la Catedral de León estuviera en Valladolid habría recibido el mismo trato (indiferencia) de la Junta? Es un escándalo que el patrimonio espléndido de León se caiga a cachos para llamar la atención de quien tiene la obligación de velar por él.