«El orden de la luz» reúne sus últimas obras, con los bodegones como gran novedad
El maestro de la pintura leonesa Alejandro Vargas expone en Caja España
El artista muestra un mundo más cercano, «una visión del paisaje más íntima»
Si se acerca la mirada a un fragmento de cualquier cuadro actual de Alejandro Vargas, sus pinceladas, aparentemente inconexas, podrían hacer que lo confundiéramos con una obra impresionista de Van Gogh. Pero si nos vamos separando poco a poco, nos encontramos con un discurso pictórico muy distinto, esas pinceladas se convierten en una dinámica abstracción. Hay que dar otros dos pasos atrás y fijar intensamente la mirada en el lienzo, para que de la vorágine planteada por el artista, de esa especie de fantástica niebla animada, surjan las figuras de unos misteriosos bodegones y la realidad hermosísima de sus paisajes. Alejandro Vargas es uno de los grandes maestros de la pintura leonesa, es otro de esos artistas que se merece sobradamente una gran muestra antológica, y uno de esos fastuosos catálogos razonados que ahora viene realizando, con encomiable esfuerzo, una entidad cultural leonesa. Vargas, perdido antes en lejanos paisajes, acerca ahora al espectador con las pinturas que se muestran estos días en el Centro Cultural de Santa Nonia, a un mundo más cercano a su realidad cotidiana. «En los cuadros de esta exposición hay una visión del paisaje más íntima y también más objetiva, aunque la gran novedad son los bodegones. Por eso, en esta ocasión no he titulado El orden del paisaje , sino El orden de la luz, algo más genérico». Constante cambio Para un pintor es inevitable la evolución, es imprescindible mantenerse en un constante cambio. «Con el paso del tiempo llegan momentos de cansancio, se hace monótono repetir los mismos temas, podríamos decir que «te secas¿» y tienes que cambiar. La pintura, como la vida misma, es un continuo cambio y yo no soy diferente». «Fuera el artista debe seguir el modelo de la creación, dentro debe seguir la fuente del alma», este es uno de los pensamientos orientales que Vargas ha rescatado porque, de alguna manera, está de acuerdo con la manera de entender el arte de los filósofos del Lejano Oriente. Yo siempre he mantenido el mismo criterio estético -asegura-, he descubierto que en muchas cosas coincido totalmente con los orientales. Creo que son los únicos que han reflexionado en profundidad sobre el arte. Ellos siempre han tenido una visión mucho más filosófica que la nuestra. Yo estoy completamente de acuerdo con lo que dicen, aunque a la hora de plasmar las ideas ellos emplean técnicas muy diferentes, normalmente pintan al agua, mientras nosotros lo hacemos al óleo, al aceite. Pero el fondo es idéntico, yo me identifico con ese espíritu, con esa manera de pensar en la génesis del arte». Al hablar de pintura abstracta leonesa siempre surgen dos nombres Jular y Vargas, aunque ahora transiten por otros caminos. «Yo nunca he abandonado la abstracción, de hecho todo lo que estoy haciendo ahora también es abstracción. Abstracción es una palabra que se ha delimitado demasiado a una determinada manera de pintar. Pero abstracta, en definitiva, es toda aquella pintura que reconvierte la realidad en una cosa diferente, en algo que tiene una conexión con esa realidad, pero que está muy alejado del concepto de arte realista. El objetivo de mi pintura sigue siendo abstracto, aunque muestra un cierto regreso a las fuentes de la realidad. Mi obra se mantiene justo en el cruce de caminos entre la abstracción y la realidad. El abstracto para mí ha sido muy enriquecedor, una fuente inagotable de enriquecimiento pictórico». «¿La pintura -dijo François Cheng, y es perfectamente válido para las obras de Varga-- en lugar de ser un ejercicio puramente estético, es una práctica que implica al hombre en su conjunto, tanto su ser físico como el espiritual, su parte consciente y su parte inconsciente». Lugar: Centro Cultural de Caja España. Santa Nonia, 4. Horario: Laborables, de 19.00 a 21.00; festivos, de 12.00 a 14.00.