Diario de León

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Un sorteo con muchos millones, aunque sin magia y sin calvo... Torero Alberto recobra la memoria At. Madrid-Real Madrid, solidarios Título cuerpo 35 2 líneas género Título cuerpo 35 Título cuerpo 35 Título cuerpo 35 Títulodfh shisdfiudfi sifsdifisd

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José Javier Esparza Miguel Anxo Fernández Miguel Anxo Fernández XXXXXXXXXX
León

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La Lotería de Navidad 2006 parece distinta porque le faltan la magia que repartía «el calvo de la Lotería», el actor británico Clive Arrindel, ya un icono pese a haberlo jubilado, y la música a partir de Maurice Jarre para Doctor Zhivago. Su omnipresencia en cines, televisiones, radios y medios escritos, nos acompañó durante años hasta el punto de convertirse en una cita que levantaba expectación porque los spots eran ciertamente brillantes. Y aunque la nueva campaña resultó efectiva, no fue lo mismo. Sobre todo se quejaron loteros y jugadores de la ausencia de magia, pero alguien consideró que era la hora del cambio, y así ocurrió. 660 millones de euros se llevará Hacienda, el 24% del calculo aproximado por venta de billetes, con lo cual se destinan a premios el 70%, con el Gordo incrementado de dos a tres millones de euros al billete. En el sorteo de esta mañana, que contribuirá a aumentar la nómina de millonarios de este país, y a los que veremos hasta la saciedad en los informativos de mediodía, habrá otra novedad: Los niños del Colegio San Ildefonso lucirán nueva imagen cuando salgan a cantar los premios. Serán 36, de ellos un tercio son hijos de inmigrantes de América Latina y África, sobre todo de Marruecos, Colombia, República Dominicana y Ecuador. No será por lo que decíamos aquí anteayer, pero el hecho es que Iñaki Gabilondo ha pedido disculpas a ese ciudadano poliomelítico al que los informativos de Cuatro habían acusado, en falso, de hacerse pasar por una víctima del terrorismo. La metedura de pata era tan obvia que, si no hubiera habido una disculpa, los espectadores habrían tenido razones para pensar en una manipulación repugnante. Gabilondo, torero, ha cogido el morlaco por los cuernos -con permiso de la ministra de Medio Ambiente-, ha afrontado la situación y ha salvado su prestigio profesional y, de paso, la credibilidad de los informativos de Cuatro. Muy bien, o sea. Máxime si añadimos al expediente las presiones que, a buen seguro, Gabilondo habrá tenido que soportar, dada la turbia explotación gubernamental de este episodio. El hecho es que, al final, el pundonor profesional ha quedado por encima de cualquier otra cosa, y eso es tan poco usual que no sobrarán palabras para celebrarlo. Ahora bien, hechas las necesarias reverencias y merecidos reconocimientos, quizá no sería ocioso extraer de este asunto un par de reflexiones. La primera no es propiamente televisiva, sino genérica, pero llega a la tele en forma de hipertensión y mala leche: ¿Qué carajo nos está pasando? Si un episodio como ese del poliomelítico ha sido posible, es porque la vida pública ha llegado a tal grado de crispación que ya nadie se detiene ante nada, ni siquiera ante la crueldad, con tal de meterle un dedo en el ojo al vecino. No se trata de que todos nos conformemos con un manso consenso de borregos, pero sí de que reconozcamos los límites que nadie debe traspasar. Esto parece la tópica riña a garrotazos goyesca, con la particularidad de que ahora la sangre salpica en la pantalla. Y la otra reflexión sí es específicamente televisiva, y concierne en particular a los informativos de los canales: el trabajo periodístico en la televisión se está convirtiendo en algo muy poco edificante. Aquí influyen razones diversas, desde la creciente banalización del medio hasta la presión del share , pasando por la menguante cualificación del gremio y, por supuesto, la crispación antedicha. En todo caso, si aún queda alguien con sentido de la responsabilidad al otro lado de la caja de luz, haría bien en reflexionar. Una hipótesis, seguramente descabellada: en treinta años de democracia y dieciséis de competencia, la televisión ha hecho muy poquito por contribuir a que España tenga una vida pública abierta, sensata, plural, tolerante y seria. Y quizás eso influya en que ahora nos encontremos con una vida pública cerrada, histérica, de banderías, intolerante y, para colmo, banal. En todo caso, Gabilondo ha hecho muy bien en rectificar. ¿Podría ser un comienzo? En La dársena de poniente (extraño título...), serie de cadencia semanal y producción española, el personaje de Alberto comienza a recobrar la memoria al ver lugares tan habituales para él como el puerto o su propia casa. Protagonizan Silvia Tortosa, Sancho Gracia, Guillermo Romero, Alejandro Barahona, Cristina Urgel, Miguel Rellán, y Manolo Zarzo, entre otros. Aprovechando que la Liga de fútbol se toma un respiro, Atlético de Madrid y Real Madrid se verán las caras en el Vicente Calderón para un amistoso a favor de la violencia de género y los malos tratos. La recaudación se destinará para ese fin. Cabe suponer que los profesionales de ambos equipos no caigan en la tentación de la pachangada y se dediquen a ofrecer buen espectáculo. Texto Texto Texto Texto TEXTO

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