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La melancolía de los sueños
El pintor extremeño afincado en Palencia Álvaro Reja expone en la sala de arte Bernesga obras de gran tamaño y mayor sentido del humor, donde retrata con ironía a personajes anónimos
No hay duda de que el artista extremeño Álvaro Reja se divierte pintando. Reja interpreta con gran sentido del humor los personajes que dejaron en sus lienzos los grandes artistas plásticos del barroco español. El pintor retrata seres anónimos que, pasados por el tamiz de su personalidad pictórica, se convierten en representantes de las diversas formas de vida, la monja, el buscón, el pobre¿ y todo ello con un derroche de color, con unas composiciones tremendamente serenas, y con una afortunada carga de ironía. Pero la pintura de este joven artista va mucho más allá, en sus retratos de niños y en sus cabezas de mujeres hay una gran carga de melancolía. Las miradas de los seres que pueblan sus lienzos se pierden es una lejana ensoñación, son ojos que más que ver lo que les rodea, lo absorben para devolvérselo al espectador cargado de misterio, con un melancólico deje de tristeza infinita. La pintura de Álvaro Reja está hecha a base de capturar momentos, es como una caricatura del tiempo que pasa inexorablemente. Así en sus bodegones se puede sentir el pesado sopor de la hora de la siesta, con la mesa abandonada a su suerte, con el envoltorio de la mantecada perdido al lado de la taza de café vacía. Son obras que hablan de ausencias, de personas que han pasado por allí y se han ido en busca de sueños más afortunados. Mención aparte merecen sus paisajes, pueblos nacidos del color, montañas que son la esencia colorista de un sueño, viejas iglesias, árboles fantásticos y paredes que interpretan una larga sinfonía del gris al blanco intenso. Y en medio de la plaza un gran florero lleno de humildes cardos. Una vez más las obras de Reja rezuman fantasía... Él define su estilo como expresionismo onírico, con pinceladas que luchan entre la fuerza y la delicadeza, con espacios poblados de ensimismados personajes de frágil apariencia, con ángeles sin alas que proyectan su presencia en un mundo poblado de silencios. Manifiesta el autor una cuidada técnica, más sorprendente si se tiene en cuenta su formación autodidacta, fruto de un dibujo elaborado, que le permite la utilización de una variada paleta de ricos empastes y un delicioso uso del color. Lugar: sala de arte Bernesga. Calle Roa de la Vega, 8. Horario: de lunes a viernes, de 12.00 a 13.30 y de 18.00 a 21.00; sábados, de 12.00 a 14.00 y de 19.00 a 21.00. Hasta el 13 de enero.