Diario de León

| Entrevista | Pablo Álvarez |

«Queremos crear el premio Crémer para jóvenes autores»

Pablo Álvarez se muestra ilusionado ante la inminente apertura de la Casa de los Pérez que, según explica, nace con la única vocación de sumar esfuerzos para potenciar la cultura leonesa

El presidente de la Fundación Carriegos, Pablo Álvarez, en su despacho

El presidente de la Fundación Carriegos, Pablo Álvarez, en su despacho

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Cristina Fanjul - león
León

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El presidente de la Fundación Carriegos, Pablo Álvarez, asegura que la Casa de los Pérez se inaugurará el mes que viene para convertirse en la sede de la actividad cultural de la empresa. -¿Cómo surgió la idea de recuperar la Casa de los Pérez? -Pues fue algo muy parecido a lo que ocurrió con el Caserío. En principio, nuestra intención era construir, pero cuando vimos lo que había decidimos que había que darle una utilidad para que la ciudad pudiera disfrutar de ella. Además, coincidió en el tiempo con la firma del acuerdo con el Ayuntamiento para conservar el legado Crémer. -¿Cuándo está prevista la inauguración? -En el mes de febrero. Hay que cuadrar la agenda de mucha gente y cerrar el calendario de actividades literarias y musicales. -¿Qué uso se dará al Aula Crémer? -Para empezar hay que destacar el trabajo que Luisa (la directora) ha realizado y que se centra en la documentación y catalogación de todo el legado. Nuestra intención es exhibir parte de los fondos, destinar gran parte a la consulta de los estudiosos y, en la medida de lo posible, permitir que algunos de los libros puedan prestarse como en una biblioteca. -¿Qué tipo de actividades se han programado? -Aunque aún es un poco pronto para decirlo, una de nuestras intenciones es crear un aula de música para los niños, así como talleres de pintura, charlas y coloquios literarios. Vamos a crear un comité asesor en el que Victoriano Crémer tendrá mucho que decir. Se apoyará a los jóvenes autores en la medida de nuestras posibilidades. Podría, por ejemplo, ponerse en marcha una certamen literario. - Y ¿Desde el punto de vista artístico? -Una de las salas está dedicada a la exposición de las obras ganadoras del premio de pintura Carriegos. Pero, además, nuestra intención es realizar exposiciones no permanentes, para lo que colaboraremos con el Museo de León. Queremos poner en marcha proyectos de forma conjunta. -¿Tendrán las actividades culturales una partida diferenciada de la que se destina a la terapia equestre? -Nuestra finalidad es que cada área sea autosuficiente. Y, sí, si hasta ahora el 98% se había destinado a actividades sociales, a partir de ahora queremos ampliar los fondos para las iniciactivas culturales. No obstante, el objetivo final será siempre la obra social, sobre todo porque nunca hemos conseguido una autofinanciación completa. Por eso tenemos la intención de que las instituciones nos ayuden, en la medida de sus posibilidades. -¿Se ha estudiado ya la posibilidad de que la entrada a la casa museo sea gratuita? -En principio esa es nuestra voluntad. -Hablando ya del núcleo de la Fundación: la terapia equestre. ¿Qué avances ha habido desde su inauguración? -El Caserío se abrió en el año 2003 y, desde entonces, la atención a los niños discapacitados ha aumentado de manera exponencial. Piense que en el 2003 atendimos a cinco campamentos y en el 2006 han pasado por el Caserío dieciséis. El año pasado ayudamos a más de 300 niños discapacitados de toda España. -¿Son el único centro de estas características? -Hay centros de características parecidas en Extremadura, en Valencia y en Madrid, pero con nuestras características somos únicos en España. Es increíble la progresión que uno de estos niños tiene al acabar la terapia. El beneficio más evidente es que el movimiento que el caballo trasmite a la persona que lo monta es el más parecido al caminar humano, lo que mejora el equilibrio, fortalece la musculatura, etcétera. A nivel psicológico también se produce un buen número de estímulos sensoriales a través, por ejemplo, del tacto cuando se acaricia al caballo. El niño percibe el caballo como un juego, con lo que no ve la terapia como un trabajo, sino como un juego. Cuanta más vinculación se establezca con el animal y cuanto más entusiasmo haya más intensos serán sus beneficios.

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